Just Like Heaven
Dir. Mark Waters | 95 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Reese Witherspoon (Elizabeth Masterson)
Mark Ruffalo (David Abbott)
Donal Logue (Jack Houriskey)
Dina Spybey (Abby Brody)
Ben Shenkman (Brett Rushton)
Estreno en Perú: 19 de enero del 2006
Elizabeth es una empeñosa aspirante a residente en un hospital de San Francisco. Una noche sufre un terrible accidente que cambiará su vida. David Abbott es arquitecto, un viudo autodestructivo que alquila un departamento nuevo. Ahí conocerá a la antigua arrendadora, una chica de características bastante especiales.
Elizabeth es una chica que puede llegar a trabajar 25 horas seguidas con tal de servir a sus necesitados pacientes, tal característica le permite obtener el grado de residente en un hospital, sin embargo el día que recibe tan grata noticia sufre un accidente que cambiará su vida. David Abbott, es un viudo retirado de los compromisos sociales, un inconforme que se refugia en el alcohol, un refugio que, como a muchos, le permite (o al menos eso cree) digerir la pérdida del ser amado, en este proceso alquila un departamento en el cual a pesar de sentirse cómodo, encuentra un personaje peculiar que no le permite lidiar con sus propios demonios.
Esta historia podría sonar interesante, y en realidad como trama lo es, pero en este caso resulta en una película que cae en el lugar común donde buenos son totalmente buenos y los malos son absolutamente malos, lo cual llega a hacerla casi insoportable.
Este intento de «comedia” romántica empieza con una versión de Just Like Heaven de The Cure, que de por si hace inevitable la comparación con 50 First Dates, film donde la presencia de Adam Sandler y Drew Barrymore hacen bastante llevadera una comedia cuyo máximo logro es tener un soundtrack indispensable. Pero en Como si fuera cierto vemos que no es suficiente una selección impecable de temas para soportar una historia que pudo ser interesante y no llegó a más que un amague de chick flick, y es que entendamos una cosa, un buen soundtrack no puede ser el único soporte de una película. Una película como High Fidelity por ejemplo, tiene muchos más elementos que una buena selección de temas. Una versión curiosa de Just Like Heaven (que, no lo puedo negar, me gustó) no va hacer soportable casi 100 minutos de una historia sosa.
La película tiene contados momentos agradables, pero no es lo que esperamos cuando vamos al cine los que no nos conformamos con una que otra escena destacable. Un trabajo más sensato se llega a percibir en la mencionada 50 First Dates, al contrario de esta cinta, en donde los estereotipos marcados y los desenlaces evidentes la hacen totalmente prescindible. Dos pulgares para abajo.
Rolando Jurado
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