Vivement dimanche!
Dir. François Truffat | 110 min. | Francia
Intérpretes:
Fanny Ardant (Barbara Becker)
Jean-Louis Trintignant (Julien Vercel)
Jean-Pierre Kalfon (Massoulier, el cura)
Caroline Sihol (Marie-Christine Vercel)
Philippe Laudenbach (Maitre Clement)
Julián Vercel, un agente inmobiliario, se ve implicado en la muerte de Claude Massoulier, quien resulta ser amante de su mujer: Marie-Christine. La historia se complica cuando ella también aparece muerta. Entonces Vergel debe huir, pero contará con la ayuda de su secretaria Barbara, quien investigará lo que se esconde tras estos asesinatos.
La última película de François Truffaut (1932 – 1984) es uno más de sus homenajes a Alfred Hitchcock, uno de sus más queridos cineastas y maestros. Y aunque comparte los motivos de misterio y asesinatos con “El maestro del suspenso”, desarrolla la historia a través de su propia personalidad, su forma de ver el cine. Vivement dimanche! no está a la altura de otros homenajes que Truffaut brinda a Hitchcock como La mariée était en noir (La novia viste de negro) o Tirez sur le pianiste (Disparen al pianista), pero logra mantener la atención y entretiene en todo su metraje.
Su principal deficiencia es la intriga que sostiene la historia que es bastante simple y se resuelve de manera anecdótica y sin mayores complicaciones, dejándonos en su lugar con las aventuras de la secretaria/investigadora y con una historia de amor que se desarrolla de manera sucinta, pero nunca mal desarrollada. Entonces, la película sirve, más bien, como vehículo de lucimiento para Fanny Ardant, a la sazón, pareja del director. Ella es una actriz hermosa y eficaz, pero su sola presencia no alcanza para que la película destaque entre otras de este director de la Nueva Ola.
Como gran cinéfilo, Truffaut se da maña para llenar a su última obra de referencias a otras películas, filmada en un blanco y negro que evoca al viejo cine noir americano, el traje de aventuras de Ardant y los escenarios teatrales nos recuerdan que la película no es más que un montaje, un simulacro de realidad. Incluso, un cine y Kubrick y su Paths of Glory sirven como pista y parte importante del film. Sin mencionar las muchas referencias a la obra del maestro Hitch: asesinatos, ocultamientos de información, tiros de cámara.
Vivement dimanche! muestra, asimismo, muchas de las temáticas favoritas del director como el gusto por los detalles y la conversación: un caño se rompe en la estación de policías sin motivo, los protagonistas mantienen una larga conversación en el mirador del pueblo; su obsesión por las piernas femeninas: Vercel observa los tacos de las mujeres pasar a través de una ventana del sótano de su oficina, escena que se remonta a su L’homme qui aimait les femmes (El hombre que amaba a las mujeres); y los niños, en unos lúdicos créditos finales de la película donde ellos juegan mientras los protagonistas se casan.
El último trabajo de Truffaut no fue una gran obra, no a la altura de otras que brindó en su no corta carrera, pero que llega a cumplir, aun como despedida, una despedida en la que termina, como se ve, siendo fiel a sí mismo.
Antolín Prieto
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