The Brothers Grimm
Dir: Terry Gilliam | 118 min. | EE.UU. – Reino Unido – República Checa
Intérpretes:
Matt Damon (Wilhelm Grimm)
Heath Ledger (Jacob Grimm)
Lena Headey (Angelika)
Peter Stormare (Cavaldi)
Jonathan Pryce (Delatombe)
Monica Bellucci (Reina Espejo)
Estreno en Perú: 26 de enero del 2006
A Terry Gilliam no lo veíamos hace bastante tiempo y por eso a todos los que admiramos su colorido y desaforado universo nos agrada su regreso con esta película en apariencia fiel a su particular estilo heredado de la historieta (de la que es experto) y del humor que juega con el absurdo. Pero la fidelidad no resulta tal como lo esperábamos y mucho de eso se explica en los problemas y conflictos de su accidentada carrera y el imperativo de justificar lo invertido por los productores.
La idea de arranque es muy atractiva y muy de Gilliam: los cuentistas alemanes creadores (o recopiladores) de Blancanieves, Cenicienta, Hansel y Gretel, y tantos otros personajes, ingresando en medio de un bizarro cóctel de sus propias fantasías. Como aquél cuadro del sueño de Dickens rodeado de todos sus personajes, Gilliam imagina a sus héroes nuevamente como soñadores (uno tratando de inventárselas y otro tratando verdaderamente de creer en ellas) que intentarán evadirse de la realidad a como de lugar, ya sea detrás de un libro o de un tarro de cerveza.
Buena idea, que comenzará a tomar la forma de una sátira de cuentos de hadas. Los Grimm de Gilliam no son nada de ensueño, son un par de pillos que viven de azuzar las supersticiones de la gente para erigirse luego como los salvadores. Necesidad obliga y el mundo real del siglo diecinueve con las tropas del emperador Bonaparte ocupando Alemania son motivo suficiente para apelar a lo que sea en tiempos difíciles. Pero he aquí que descubiertos los charlatanes, se verán obligados a emprender a punta de pistola una misión que involucra al parecer a algún otro colega de artes y mañas que ronda por un pueblo de esos que tanto salen en muchos de sus cuentos.
Hasta aquí todo bien y con el característico sello del buen Terry interesado en la caricatura y la distorsión como siempre. Pero a medida que avanza la película comienza a perder el ritmo como alguna de tantas cintas de este corte en manos de realizadores menos hábiles como The Chronicles of Narnia por ejemplo. Y no es que los elementos de los que se sirve no funcionen (la ambientación bizarra y la música son efectivas a lo largo de la cinta) sino que todo comienza a desarrollarse de manera caótica y atropellada.
Lejos está por ejemplo, del caos ordenado y magistral de Brazil que inspiraría después las obras de gente como Tim Burton o Peter Jackson. Los Grimm en manos de Gilliam sin dejar de ser efectivos en cierta medida, dejan extrañar en muchos momentos la personalidad de este loco que tal vez ha tenido que vérselas otra vez con la realidad más pura y dura y tener que hacer concesiones a la industria hasta hacer de su película una curiosidad y nada más. Y es que como vuelvo a repetir aunque sea disfrutable The Brothers Grimm no es el cuerpo extraño dentro del mainstream que hubiéramos querido ver de su creador. Es una lástima que su karma sea andar como el Quijote (otro de sus más frustrados proyectos) tratando de vencer a los molinos de viento de la industria.
Jorge Esponda
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