Ein Lied von Liebe und Tod
Dir. Rolf Schübel | 112 min. | Alemania – Hungría
Intérpretes:
Erika Marozsán (Ilona Varnai)
Joachim Król (László Szabó)
Ben Becker (Hans Wieck)
Stefano Dionisi (András)
András Bálint (Ilonas Sohn)
Géza Boros (Violonista)
Rolf Becker (Hans Wieck mayor)
Estreno en Perú: 9 de febrero de 2006
Película que nos lleva de vuelta a la era del nazismo pero esta vez ambientada en la idílica Budapest. Ahí seremos testigos de una historia de afectos y tragedia alrededor de un restaurante y sus curiosos y entrañables habitantes, que sin salirse de la línea habitual nos muestra aciertos propios.
La historia contada como un largo flashback nos presenta a László Svabó (Król) dueño del concurrido restaurante que lleva su nombre, a fines de los treintas, el buen restaurantero comparte su labor junto a su pareja la bellísima Ilona (revelación Erika Marozsán) quien perturba a quien la ve como los exquisitos rollos de carne que son la especialidad de la casa. Hasta ahí llegarán dos personajes cruciales en el destino de ambos: el alemán Hans (Becker), un empresario en ciernes y el pianista András (Dionisi) quien se convertirá en la nueva atracción del lugar como lo es Ilona también para él.
La película es cuidadosa a pesar de su modestia. Los personajes se van definiendo con claridad y la película se torna notoriamente nocturna como aquel lamento hecho canción con el que András hipnotizará a todos. Esa “Canción de domingo triste” se convertirá en el leitmotiv profético que seducirá a cuanto oyente este alrededor, incluyendo a Ilona. La película hace aun así una breve celebración de la alegría del amor y la sensualidad aunque esto traiga consigo una cola de muerte. Es divertido el gozoso ménage à trois que se forma con reminiscencias a la extraordinaria Jules et Jim de Truffaut.
Así los tiempos cambian y nos encontramos ya inmersos en la ocupación alemana y la historia de pasión se torna oscura y triste (después de tanta gloria y éxitos solo comparables con la fila de románticos suicidas dejados atrás). La película se encuentra aquí nuevamente con los tópicos habituales de las grandes requisitorias al nazismo pero no por ello deja de ser eficiente. El poder asumido y representado por Hans hará rápidamente hacer sentir la persecución, las humillaciones y los deseos más abiertos del aparentemente discreto joven. La violencia y el clima enrarecido han hecho evaporarse los recuerdos de los días de vino y de rosas. Y la canción nunca será tan popular como en este momento.
La resolución final con un giro aunque no muy imprevisto es lo suficientemente eficaz para dejarnos con el sabor preciso en el paladar, o la vista más bien. No se trata de una cinta que logre descollar, sino una película que se mantiene en la corrección y sin demasiados riesgos. Se preocupa por mantener su cualidad de historia bien contada y eso es lo que logra. A diferencia de muchas otras que más bien tratan de otorgar acercamientos distintos tal vez hasta herméticos. El director Rolf Schübel se preocupa por ser oficioso y entregar una anécdota entrañable y fácilmente llevadera para el público. El hecho de que no sea tampoco una originalidad no le resta méritos pues cumple con su cometido. Hace el papel de dulce y triste canto a la vez como dice alguien en la película. Digna de verse.
Jorge Esponda
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