North Country
Dir. Nikki Caro | 126 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Charlize Theron (Josey Aimes), Frances McDormand (Glory), Sean Bean (Kyle), Woody Harrelson (Bill White), Richard Jenkins (Hank Aimes), Sissy Spacek (Alice Aimes), Elle Peterson (Karen Aimes), Thomas Curtis (Sammy Aimes)
Estreno en Perú: 2 de marzo del 2006
Esta película desde el saque engrosa la larga lista de aquellas que se venden como denunciantes de las grandes causas sociales. Listas para venderse en temporada de oscares y más aún si luce con orgullo el cartel de “inspirada en una historia real”. La protagonista es la bella Charlize Theron que por sí sola es un motivo más que llamativo para ver esta nueva representación del cine de “peso”.
Pues en esta ocasión la anécdota altruista gira alrededor de las discriminaciones laborales hacia las mujeres. Una película de este corte debe entonces tener una protagonista capaz de todo por alcanzar la meta, demostrar que tiene lo que se necesita y bregar contra toda esa mancha feroz y brutal (léase hombres), incapaz de reaccionar de otra manera ante la intromisión en su territorio del llamado sexo débil que con la más dura tortura física y psicológica.
Charlize entonces personifica a la heroína proveniente de una hogar destruido por un marido pegalón del cual habrá de huir con sus pequeños hijos para aventarse a la difícil labor de mantenerse por sí sola. Y que manera de intentarlo, de obrera en una mina en épocas en las que tal atrevimiento aun llamaba la atención. Así repartidas las cartas la realizadora nos da a conocer hacia donde se dirigirá el camino de su criatura. Las intenciones son claras y válidas totalmente: mostrar la realidad de muchas mujeres en un entorno que no las comprende ni mucho menos les permite realizarse al punto que ya ni siquiera saben que puede haber una alternativa a una vida resignada.
El gran problema de la cinta es que todo resulta esquemático y hasta artificial. El tránsito de la película será siempre el esperado: los acosos, el brazo en alto de la heroína, la incomprensión, la soledad y para culminar el asunto (que al menos es presentado desde el arranque) un juicio que la pone en jaque, como la lucha de David y Goliat, contra todos, familia, compañeros de trabajo y jefes incluidos.
La Josey de esta película es un cruce que se quiere de Norma Rae con Erin Brockovich, bella pero finalmente a prueba de balas. Charlize Theron no está mal debo decir (mucho mejor que en Monster) y eso es lo que sustenta esta cinta. Es una criatura siempre presentada como víctima de las circunstancias pero que encontrará su punto de ebullición entre los hormigones y pipas, la inmundicia pero a la vez otorgadora del sustento a costa de soportar más que trabajo duro.
Nikki Caro no resulta ser una directora muy imaginativa y tal vez tampoco le interese serlo, más bien se limita a realizar una cinta de denuncia de esas que hacen lucir lo más obvio, mover un poco las conciencias de los espectadores y en una de esas dar la apariencia suficiente como para llamar la atención de premios de aquí y allá. Tal parece ser el objetivo mayor y lo ha logrado.
Jorge Esponda
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