One Flew Over the Cuckoo’s Nest
Dir. Milos Forman | 133 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Jack Nicholson (Randle Patrick McMurphy)
Louise Fletcher (Enfermera Mildred Ratched)
Danny DeVito (Martini)
Christopher Lloyd (Taber)
Brad Dourif (Billy Bibbit)
Will Sampson (Jefe Bromden)
Vincent Schiavelli (Frederickson)
Entrar a la dimensión de este filme es ver una analogía contra el sistema, contra una sociedad que oprime y subyuga al interno, en este caso reflejado en un genial Jack Nicholson como McMurphy, personaje principal de esta adaptación de la obra de Ken Kesey, enfrentado a una tirana enfermera Ratched, símbolo de autoridad interpretada por una verosímil Louise Fletcher.
Hace años, cuando veía una biografía de Kirk Douglas, grandes películas, dramas, accidentes, oscares negados y proyectos aplazados, fue la primera vez que me topé con este título y nunca lo olvidé hasta que un día, hace poco, me topé con la portada del DVD. No dudé en comprarla, siempre la busqué por el cable y fue en ese instante que entendí la piratería. Fue genial.
Entrar a la dimensión de este filme es ver una analogía contra el sistema, contra una sociedad que oprime y subyuga al interno, en este caso reflejado en un genial Jack Nicholson como McMurphy, personaje principal de esta adaptación de la obra de Ken Kesey, enfrentado a una tirana enfermera Ratched, símbolo de autoridad interpretada por una verosímil Louise Fletcher.
Entonces, la película empieza con nuestro antihéroe, que aparece con una sonrisa satisfactoria, para luego darnos cuenta del logro que le significó llegar al hospital, cansado del trabajo forzado y anhelando una reclusión más sencilla. Los conflictos que ahí encontraría serían más íntimos, no hay peor prisión que aquella que limita la capacidad de soñar. McMurphy aparece como el peor desquiciado, capaz de romper las normas de una institución asfixiante, donde el orden y las restricciones nos recuerdan las líneas de muchas sociedades.
La individualidad de cada paciente se vuelve conjunta, los actores secundarios pasan a ser un todo, una persona completa que representa a aquella que busca sentirse parte de la institución, de la sociedad, busca tolerancia; tan sólo era el Super Bowl – nunca la locura pudo volverse tan real cuando el espectador veía con ellos un televisor vacío y apagado. En la línea de estos personajes podemos encontrar a un joven Danny DeVito, capaz de sobrecogernos con su gran interpretación, así como Will Sampson, el Gran Jefe que logró entender por fin la ilusión de McMurphy. Christopher Lloyd y Brad Dourif participan también, el primero ubicado en el tiempo de Volver al futuro y el segundo en el de la Tierra Media.
Demás está decir las sensaciones que produce esta obra, la sensibilidad que uno proyecta en cada personaje, en los internos que viven una realidad negada por un centro que omite su función, ayudarlos a progresar. Grupo mismo que armoniza la película y le da una finalidad a McMurphy para rescatarlos, dándoles esperanza. Tal vez termina volviéndose más loco que los demás, pensando que podría cambiar las reglas, anhelando algo diferente. Diferente a su antigua prisión y nuevo para los internos, después de todo, nos referimos a aquel que piensa que todo vale la pena si lo intentas. Jefe indio lo entendió así, cuando un R.P. McMurphy yacía entre sus brazos, víctima total de electroshocks, inmovible para la institución y dándole él, con sus manos, el verdadero escape.
Brillantes actuaciones, oscares tanto para Nicholson como para Fletcher, así como para el director, guionistas y para Michael Douglas (productor), que terminó por completar el proyecto que su padre vio truncado.
Ana Karina
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