En todo festival grande uno tiene que aceptar que va a pasar sí o sí por un sufrimiento insalvable: nunca podrá ver todas las películas que desea. No dan los tiempos físicos ni mentales. Yo creo que la medida sana que permite asimilar mentalmente las películas es la de ver a lo máximo 3 películas por día. Sí, se pueden ver más (conozco gente que vió 7 en un día), ¿pero qué sentido tiene ver películas maravillosas si la mente y el cuerpo no nos permiten disfrutarlas?
Mar del Plata tiene además una complicación adicional: es difícil conseguir entradas, está casi todo agotado con anticipación. Si bien la oficina de prensa nos da a los periodistas que cubrimos el evento una cantidad de entradas para el día, ellas nunca son todas las que deseamos y debemos salir corriendo a comprarlas en los cines. Allí nos encontramos con frustraciones propias de enfrentarnos a funciones agotadas. Al momento de escribir estas líneas me lamento no poder ver Se arrienda de Alberto Fuguet (en la foto izq.), por ejemplo.
Con respecto a la jornada de ayer, la arranqué tarde asistiendo a la Clase Magistral dictada por Paul Morrissey (en la foto der.), considerado el pionero del «cine underground» (categorización que el rechaza fervorozamente). Autor de la trilogía de culto Flesh – Trash – Heat, colaborador asiduo de Andy Warhol, realizó además originales versiones de Dracula y Frankenstein.
Pero de todas formas, tal vez su lugar en la historia de la Humanidad (sí, me declaro fan de ellos, permítanme no moderarme) lo tenga por haber sido uno de los impulsores de la más mítica banda de rock de todos los tiempos, The Velvet Underground.
Morrissey centró su clase magistral en demostrarles a los jovenes realizadores de que la clave para hacer cine… es simplemente hacer cine, no importa que no se tengan grandes medios monetarios. Artista independiente total, Morrissey afirmó que la diferencia entre filmar cine hace 30 años y ahora, es que antes se podía hacer un film con unos pocos miles dolares, y ahora sólo es necesario una cámara de video y unos cientos de dólares. Esas afirmaciones despertaron ciertas risas entre algunos estudiantes y noveles autores cinematográficos, seguramente por no estar completamente de acuerdo con lo planteado por Morrissey.
Con respecto a Warhol, Morrissey fue muy duro y no dudó en afirmar que «no era genial» y que «él sólo sabía colgar su nombre de los diarios».
Luego de la clase magistral, fui a ver una simpática pero bastante convencional comedia inglesa llamada Festival, dirigida por la realizadora Annie Griffin. Centrada en las relaciones humanas y sentimentales surgidas en el marco del festival de teatro de Edinburgo, el film tiene momentos de humor irresistible, pero a la larga el resultado total se ve disminuído por subhistorias que no suelen aportar demasiado, o que directamente atentan contra el film (como una innecesaria historia de un cura pedófilo que muere).
Pero mi film completamente insatisfactorio del festival lo tuve con Un couple parfait, drama realizado por el japonés Nobuhiro Suwa, pero realizada en Francia y hablada en francés. La tediosa historia de una pareja en proceso de divorcio lleva al tedio por su carencia de elementos provocadores e inquietantes. Aparentemente Suwa creó el concepto del film, pero no se encargó de la puesta en escena y la dirección de actores.
Sebastián Santillán
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