V for Vendetta
Dir. James McTeigue | 132 min. | EE.UU. – Alemania
Intérpretes:
Natalie Portman (Evey)
Hugo Weaving (V/William Rockwood)
Stephen Fry (Deitrich)
John Hurt (Adam Sutler)
Stephen Rea (Finch)
Estreno en Perú: 6 de abril del 2006
De todos los blockbusters que se vienen ofreciendo y ofrecerán en esta temporada esta vendetta proveniente del cómic es la que se propone ser la mas polémica incluso más que la tan escandalizada en sí misma The Da Vinci Code. Obra y gracia de los Wachowski Brothers tras su trilogía The Matrix quienes intentan destacarse en esta nueva faceta de mega auspiciadores de intrigas con procedencia diversa (en este caso la inagotable cantera del cómic). Con las diferencias provenientes de la adaptación que seguramente tiene la película posee un sesgo político muy rico pero al que la realización no ha sabido explotar con toda la parafernalia de por medio.
Para empezar la idea es formidable: estamos ante una Inglaterra del futuro en la que se ha sucedido el totalitarismo tras el Apocalipsis. Ahora convertida en la nación y bastión del mundo occidental luce con orgullo sus galas pero a costa del miedo, la intolerancia y la violencia institucionalizada impuesta y regulada por una especie de farsa del nazismo encabezada por Adam Sutler (aka. Adolf Hitler), el canciller más de piedra que de hierro. En medio de este imperio no anunciado como tal surgirá entonces el llamado de la esperanza: “Remember , remember, the fifth of November”, encabezado por un enmascarado que en la tradición del cómic volcará los demonios pasados a una causa tal vez noble pero inundada de ambigüedad e inquietante incertidumbre.
Si de tratarse de representar el miedo de los ingleses en transformarse en sus peores enemigos, la cinta lo pone claro. No tengo contacto con el original pero la matriz de esta historia es apasionante y solo ella justifica echarle un vistazo a esta adaptación. Ecos a las cuasi dictaduras disfrazadas del primer mundo no son pura coincidencia y de ello se encargan en machacarlo sus caricaturescos personajes. Desde el refinado V protagonista de esta gesta (con la dicción de Hugo Weaving de por medio) hasta el irrazonable Sutler (a cargo de John Hurt) que paradójicamente teme al caos por sobre todas las cosas. Así delineada la cancha comienza la partida teniendo como arbitro a Evey Hammond (Natalie Portman) una frágil doncella que no tardará tampoco en tomar uno de los bandos.
A nivel conceptual todo el recorrido es notable: el héroe tiene por estrategia minar este orden antinatural a través de la caótica naturaleza de los seres humanos escondida tras la represión. Los estallidos se dejan para épocas o fechas memorables (con fanfarria de Tchaikovsky de por medio) y los crímenes, solo destinados a unos pocos miembros del aparato gobernante que se desinfla poco a poco ante el grito de libertad. No poco de transgresor posee esta mega producción pero he aquí que toda la mina repleta de lecturas e ideas nada “correctas” se reduce en un espectáculo que más trata de acercarse a la aparatosidad de cualquier aventura el tipo Aeon Flux, Daredevil o similares. La misma atmósfera visual que intenta emular a The Matrix oscura y lustrosa se acerca más bien a la de otra de sus subsidiarias: ese increíble bodrio que fue Constantine.
Así como si lo deseara V, la película también se vuelve caótica y hasta ridícula por momentos a pesar de iniciar con algunos buenos momentos de acción. Solo algunos arranques líricos resultan efectivos como aquella bella lectura de la historia de Valerie, anónima heroína como Evey, momento de auténtica tristeza al que no le hacía falta los flashbacks. La película resuelve solo en instantes, como aquella o la farsa del canciller en el talk show, una propuesta interesante además de que en esta otra secuencia retrata bien la idiosincrasia british y su particular humor. Pero faltó mucho incluyendo esa enfermiza pasión por las monarquías ya sea heredadas o impuestas, bueno eso será pretexto para intentarlo con otro V.
Jorge Esponda
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