Inside Man
Dir. Spike Lee | 129 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Denzel Washington (Detective Keith Frazier), Clive Owen (Dalton Russell), Jodie Foster (Madeline White), Christopher Plummer (Arthur Case), Willem Dafoe (Capitán John Darius), Chiwetel Ejiofor (Detective Bill Mitchell)
Estreno en Perú: 20 de abril del 2006
Un nuevo ‘joint’ de Spike Lee. Es así como presenta siempre sus filmes el políticamente incorrecto director estadounidense. Sus ‘players’ no pudieron ser mejor seleccionados, tremendo reparto encabezado por Denzel Washington y Clive Owen. Conjunto de actores que, si bien en algunos casos quizá no llega a tener la presencia que quisiéramos, como Willem Dafoe o hasta la misma Jodie Foster, sí tiene puntos altísimos sobretodo en el dúo de rivales que se forma entre el negro de sombrero blanco, Denzel, y el blanco de lentes negros, Clive. Ingeniosas líneas, mejores réplicas, giros y descubrimientos lanzados en los momentos precisos hacen que Inside Man logre un reconocimiento tanto de la taquilla como de la crítica para un realizador que ya se lo merecía.
Si Woody Allen parece haber renunciado a New York para optar por Londres, Spike Lee reincide en su demostración de amor por la ciudad, y sobretodo por su gente. Ahí está la bandera estadounidense flameando sus estrellas en Manhattan, los carteles post 11 de setiembre, el niño afroamericano con mucha calle, demasiada quizá. Además el sargento de la policía que no se guarda ciertos comentarios raciales; el árabe, perdón el sikh, con turbante y barba quejándose por el maltrato de la policía incluso en la circunstancia de ser un rehén, y el infaltable obrero neoyorquino de pura cepa que sabe reconocer el idioma albanés.
Inside Man cuenta una historia –el robo de un banco con un trasfondo que debemos descubrir- que no pretende originalidad sino más bien nervio, un film que demuestra un manejo de recursos, del ritmo y de actores, que muchos otras realizaciones quisieran tener. Nunca fue más cierto lo que comentaba hace poco un miembro de este blog, aquello de que no importa tanto la historia sino como te la cuentan. Lee utiliza toda su sapiencia para convertir un film de género, hasta cierto punto convencional, donde todo está planificado de principio a fin, en una película que tiene marcado de manera muy clara su sello personal. Inesperadamente graciosa por momentos (teniendo en cuenta que la premisa que nos vende el trailer es la de una película de acción dramática), con líneas y secuencias para esbozar más que una sonrisa, ante las jugarretas que Lee decide para sus protagonistas.
Tal como sucedía en 25th Hour, esta película está llena de referencias a la cultura popular de la ciudad, el metro, los nombres de las calles, los rostros de la gente y sus diversos orígenes, esto último claramente subrayado en la divertida secuencia donde nuestro conocimiento de la historia de Europa del este es puesto a prueba. “¿Albania… Armenia? ¿Cuál es la diferencia?”. Prueba que, tanto el personaje de Denzel como nosotros, no tenemos mucho interés en aprobar, pero sí que nos divertimos en el intento.
Esta película probablemente no podría resistir un duro escrutinio, de seguro encontraremos pequeños cabos sueltos en el guión (escrito por Russell Gewirtz). Pero porque matar la diversión y el placer de ver una película realizada con mucha astucia, con detalles que la verdad no importan demasiado. “¿Cómo es que Dalton tiene conocimiento de tan preciada información que ha estado protegida por años?” se preguntarán algunos. La respuesta es no buscar respuestas, y dejarse llevar por la corriente. Y para esto sugeriría seguir leyendo solamente si ya viste el final de la película.
Clive Owen, el ‘inside man’ de Lee, no resulta siendo un ladrón cualquiera, sino un foráneo muy hábil que ha tenido acceso a información que se creía a buen recaudo en las bóvedas de un antiguo banco neoyorquino, y está dispuesto a usarlas en la forma de un chantaje de verse obligado. Denzel Washington comienza persiguiendo a su presa, pero finalmente se encuentra con la oportunidad, no de capturar un ladrón de bancos, sino a un traidor de la peor clase, un tipo que vendió su alma a los nazis que ‘pagaban muy bien’, como dice un impecable Christopher Plummer. Jodie Foster no se queda atrás, una verdadera arpía es lo que es, una arpía a quien le queda perfecto el traje de sastre. Da lo mismo hacer negocios con un judío que traicionó a su gente durante el Holocausto, o con el sobrino de Bin Laden, siempre que la chequera tenga escrita la cifra correcta. Spike nos demuestra con estos personajes de distinta calaña que no importa demasiado tu posición en el tablero de juego, cuando llega el momento de decidir quien se queda con el botín y quien terminará en la portada del New York Post.
Laslo Rojas
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