Rinjin 13-gô
Dir. Yasuo Inoue | 115 min. | Japón
Intérpretes:
Shido Nakamura (13-gô/No. 13)
Shun Oguri (Jûzô Murasaki)
Hirofumi Arai (Tôru Akai)
Yumi Yoshimura (Nozomi Akai)
Tomoya Ishii (Hajime Seki)
Más de diez años demoró el mangaka Santa Inoue en decidirse a dar su permiso para adaptar cinematográficamente uno de sus más conocidos comics, el salvaje y sicótico The Neighbour Nº 13, siendo el elegido para llevar a la gran pantalla esta historia Yasuo Inoue (a pesar de tener el mismo apellido no es familiar del dibujante), debutante nacido del mundo de la publicidad y artesano de videos clips de diversos exponentes del Japan Pop, quien con esta película hace su debut cinematográfico.
Tras volver a su pueblo natal, Jûzô (Shun Oguri) descubre como Tôru (Hirofumi Arai), un antiguo compañero de colegio de primaria que lo habia humillado y abusado en su infancia, se muda con su mujer Nozomi al apartamento 23, encima de su vivienda, el apartamento 13. Durante diez años Jûzô ha tenido problemas por esas aberraciones cometidas, por lo que ha desarrollado una doble personalidad en la forma del llamado «rinjin 13-gô» (interpretado por el actor Shido Nakamura), quien al ver la presencia de su «demonio del pasado» intentará hacerle pagar todas las vejaciones a las que fue sometido, a traves de un sangriento camino de venganza.
En primer lugar, es preciso ubicar al lector de esta reseña en la importancia que tiene la vida estudiantil tanto en el mundo del manga, del anime y del cine japonés, en donde los comportamientos de los niños o adolescentes en las aulas, marcan sus destinos y personalidades en el futuro. Asimismo, intentan remarcar la violencia que se produce en la etapa estudiantil, donde hay opresores y oprimidos, victimarios y víctimas, convirtiéndose estas situaciones en un género o temática que constantemente es revisada artísticamente, como es el caso en el cine de cintas como Battle Royale o Blue Spring, como algunos ejemplos relevantes de esta visión.
The Neighbour Nº 13 es un ejemplo de este tipo de visión del cine japonés actual , a pesar de que no se basa en el mundo estudiantil directamente, pero si se enmarca en las consecuencias que conductas violentas pueden traer en el futuro en esta etapa educacional, evidentemente retratrada quizás de una forma extrema y talvez por que bebe su nacimiento del cómic, pero especificamente, porque este joven director se encuentra apadrinado por Takashi Miike, quien incluso tiene un cameo breve en la pelicula.
Una historia similar al Dr. Jekyll & Mr. Hyde, pero en donde las dos personalidades de Jûzô, tanto la tímida e introvertida como la violenta y vengativa conviven, no en constante lucha, sino en una asociación para finiquitar la revancha, en la cual Jûzô quiere vengarse pero no puede porque su debilidad no se lo permite y por eso su alter ego es quien ejecuta sus más oscuras órdenes en aras de hacer sentir a su verdugo, la víctima que en algún momento Jûzô fue.
A pesar de los origenes del director, nacido del mundo de la publicidad y de los videos musicales, estéticamente no se trata de un filme que vaya a una velocidad diferente, es más se trata de una cinta que sigue una linea argumental plana pero que en momentos claves, explota con imagenes más que contundentes, como por ejemplo la narración de la doble personalidad del protagonista frente a un compañero de trabajo a través del uso de la animación, la metáfora inicial de su doble personalidad y el asesinato del vecino interpretado por Takashi Miike, entre otras, que cortan de improviso la pasividad de la narración, haciendo que esta película sea por de más interesante.
En síntesis, una cinta más efectiva en lo visual que en lo narrativo, a través de la cual Inoue construye una historia de venganza y de violencia que de por sí, a pesar de no ser una película redonda en su puntuación final, cuenta con todos los ingredientes para hacer de su director un cineasta para tener muy en cuenta.
Como anecdota final diré que el asesinato del personaje de Takashi Miike en la película es un castigo cinematográfico para éste por parte de Inoue, por «matar» a tanta gente en el cine.
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