X-Men: The Last Stand
Dir: Brett Ratner | 104 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Hugh Jackman (Logan/Wolverine), Halle Berry (Ororo Munroe/Storm), Ian McKellen (Eric Lensherr/Magneto), Famke Janssen (Dr. Jean Grey/Phoenix), Anna Paquin (Marie/Rogue), Kelsey Grammer (Dr. Hank McCoy/Beast), Rebecca Romijn (Raven Darkholme/Mystique), James Marsden (Scott Summers/Cyclops), Vinnie Jones (Cain Marko/Juggernaut), Patrick Stewart (Profesor Charles Xavier), Ellen Page (Kitty Pryde)
Estreno en Perú: 25 de mayo del 2006
Es todo un logro del director Brett Ratner el haber podido estructurar su película de manera clara y eficaz para el espectador. No obstante, atenta contra ello esa poca entidad de los personajes, lo que impide que algunas escenas cuajen del todo. Asimismo las actuaciones son algo pobres, salvo quizás el trabajo de los veteranos Ian McKellen y Patrick Stewart.
Continúa la saga basada en este conocido cómic de Marvel. Es difícil decir hasta que punto es un filme entretenido dado su barroquismo formal, con un audio y música por momentos atosigantes y una fotografía que tiende a lo nocturno y la penumbra. A estos elementos debe sumarse que el argumento presenta varios relatos con personajes secundarios, no siempre conectados del todo con la trepidante acción central. De esta manera, hay un exceso de acción externa (con espectaculares efectos especiales) en detrimento de la construcción de personajes.
Debido a ello es todo un logro del director Brett Ratner el haber podido estructurar su película –que, por si fuera poco, empieza con dos vueltas al pasado (de una a dos décadas, en cada caso)– de manera clara y eficaz para el espectador. No obstante, atenta contra ello esa poca entidad de los personajes, lo que impide que algunas escenas (y relaciones) cuajen del todo. Asimismo –y dado esta debilidad del guión– las actuaciones son algo pobres, salvo quizás el trabajo de los veteranos Ian McKellen (Magneto) y, en menor medida, Patrick Stewart (Profesor Xavier); decepcionante (como en la anterior entrega) Halle Berry.
Lo que brinda un interés especial al filme son dos componentes dramatúrgicos que lo elevan por encima de un nivel convencional en este tipo de productos sci-fi.
El primero es la naturaleza hiperromántica de la trama y su grandilocuencia operística. La “muerte de amor” wagneriana encuentra algún eco en el desenlace de la relación entre Wolverine y la resurrecta Jean Grey; aunque la naturaleza trágica de este héroe no termine siendo convincente: al final aparece satisfecho de su hazaña, cuando debería estar emocionalmente demolido. También son operísticas las hiperbólicas muertes de Cyclops y del Profesor Xavier, las que por otra parte incrementan el dramatismo y evitan un desenlace demasiado simplista. Más aún, los X-Men deben ser los súper héroes más golpeados, al punto que sorprende que al final puedan reaccionar exitosamente.
El segundo es la típica de los relatos sci-fi, es decir, que proyectan en un futuro lejano problemas del presente; en este caso de segregación y exclusión. Hasta cierto punto es interesante ver las distintas posiciones de los mutantes ante la posibilidad de dejar de serlo y cómo se construye la “batalla final”.
Naturalmente, estos contenidos están también cosidos un poco al desgaire dado el ritmo vertiginoso del relato, dando la sensación de cierto atolondramiento y descuido en la elaboración del guión. El resultado es una película de entretenimiento imperfecta con algunos aspectos interesantes y felizmente disfrutable.
Juan José Beteta
Deja una respuesta