Regresamos de la ceremonia de premiación del Concurso Extraordinario de Largometrajes 2006 del CONACINE. Estuvieron en la mesa de honor el cineasta Pablo Guevara, presidente del jurado, el Dr. Javier Protzel, presidente de CONACINE y el Ministro de Educación Arq. Javier Sota Nadal. Para destacar esta última presencia, ya que es la primera vez en más de una década que un ministro de estado participa en una actividad oficial relacionada al cine. Increíble pero cierto.
Al comenzar la ceremonia se hizo mención a las recientes desapariciónes del director uruguayo Juan Pablo Rebella, y del realizador argentino Fabián Bielinsky. Se guardó un minuto de silencio en memoria de ellos.
A continuación se proyectaron dos cortometrajes realizados en el interior del país, Romato (2001) del director puneño Henry Vallejo y Camino a la escuela (2004) del director Humberto Saco. Los aplausos del público llegaron por igual, aunque el segundo trabajo causo más reacciones positivas entre los asistentes.
Terminada la proyección llegó el momento que todos esperábamos, el anuncio de las producciones ganadoras. Tras el accidentado discurso del presidente del jurado, se revelaron los nombres, más aplausos y la entrega de los diplomas de reconocimiento. Luego tomaron la palabra el presidente de CONACINE y el Ministro de Educación. Todo culminó con un vinito y unos bocadillos, y por supuesto las felicitaciones a los ganadores.
Queremos rescatar las palabras del jurado al sustentar los premios obtenidos por nuestros dos colaboradores y mejores amigos.
Sobre Jardines del paraíso de Héctor Gálvez se dijo que se la premiaba:
Por presentar fluidez y alternancia, situaciones originales con gran frescura de diálogos, con el intento declarado por incursionar en espacios geográficos originales, aún desconocidos por la cinematografía peruana: los pandilleros. El guión es la historia de tres muchachos y dos muchachas que a pesar de su enorme desamparo pueden ser casi fraternales y hasta solidarios como grupo de jóvenes. El riesgo es asumido por el guionista y realizador, al declarar que pone como premisa de su realización el ir a «contracorriente» con el método del «fuera de campo» como teoría, para evitar lo obvio y poder mostrar las causas de su incomprensión social desde ángulos inéditos y no caer en los estereotipos al uso que los señalan como crueles, perversos, asociales, hasta antisociales, es decir una lacra humana.
Sobre Dioses, el próximo proyecto de Josué Méndez se dijo:
Este proyecto intenta reflejar el mundo de las apariencias y las formas del sector dominante en nuestro país, un grupo social autoaislado e indiferente a las grandes urgencias que sufre el Perú. Sin recurrrir a fáciles procedimientos «efectistas», el autor quiere revelarnos ese lado poco conocido de nuestra sociedad a través del seguimiento de la vida cotidiana de una familia que pertenece a esta clase y lo toma como un microcosmos que representa sus propias contradicciones y la futilidad de la alta sociedad peruana. Concebida bajo un punto de vista naturalista, este guion refleja el deseo de mostrar a este grupo social con sus modismos, sus propias normas de conducta y sus miedos. La presencia secundaria de los personajes que encarnan las empleadas y los mayordomos, y el protagonismo de Elisa (una joven de clase media que recurre a todos los medios para ser aceptada en las altas esferas de la sociedad), cierran el círculo de las contradicciones sociales que desea reflejar y retratar «Dioses».
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