Ru guo · Ai
Dir. Peter Chan | 107 min. | Hong Kong – China
Intérpretes:
Takeshi Kaneshiro (Lin Jian-dong)
Xun Zhou (Sun Na)
Jacky Cheung (Nie Wen)
Jin-hee Ji (Monty)
Eric Tsang (Productor)
Sandra Ng Kwan Yue (Manage der Lin)
Tal vez amor (Perhaps Love) es para una cinematografia como la hongkonesa un reto, mezcla de drama, romance y musical dirigido por Peter Chan, quien al mejor estilo de Moulin Rouge! o del cine de la India (el llamado Bollywood), nos entrega una historia redonda que superficialmente nos cuenta un triángulo amoroso pero tambien resulta ser, a mi modo de ver, una visión del mundo del cine en sí mismo.
Protagonizada por estrellas asiáticas como Jacky Cheung, el japonés Takeshi Kaneshiro y Xun Zhou, quienes conforman el triángulo amoroso en el que gira la historia. Ésta nos cuenta el rodaje de una película, en la que el director prepara junto a su actriz fetiche y a su vez amante. Es un musical que cuenta la historia de una chica que pierde la memoria y que previamente había tenido un romance con un joven, al cual por efectos de la amnesia, lo habia olvidado. El dueño de un circo la rescata y lo que hace es reconstruir su memoria borrando su pasado, ocultando piezas y enamorándose de ella. Pero luego el joven olvidado por la frágil memoria de la chica, se reencuentra con ella y tratará de hacerle recordar que hubo un pasado entre ellos.
Dentro de este «guión» de una película dentro del guión de Perhaps Love, inteligentemente planteado, se nos cuenta cómo es el funcionamiento del mainstream hongkonés, los gastos de producción, los managers, el trabajo de los directores, etc. Es una visión interna de como se trabaja el cine en Hong Kong y además muestra el comportamiento de los actores dentro y fuera de los sets y de sus personajes, lo que tambien le aporta un interés adicional.
Sin embargo esta visión del cine dentro de la propia película es sólo un pretexto para que Peter Chan nos ubique en el espacio de un triángulo amoroso que en paralelo y de manera similar, se desarrolla «detrás de camaras» del rodaje de la cinta, el director de la película (Jackye Cheung) está de amores con la protagonista femenina, quien por conveniencia para su carrera profesional lo acepta, sin embargo el joven galán de la cinta es un antiguo amor de ella, de sus épocas de pobreza y lo único que quiere es reconquistarla. Sé que este juego de palabras puede resultar confuso, pero en el lenguaje cinematográfico que recrea Chan, la película se hace hermosamente creible y sus imágenes explican mejor lo que trato de contar, una historia de amor poderosa y sentida.
A esto le tenemos que agregar que en muchas escenas se narran los sucesos a través de preciosos y alambicados musicales interpretados por sus protagonistas, que evocan el estilo de Bollywood (esto no es casual porque Chan para conjugar la música con su historia ha contratado a diversos bailarines indios y a un prodigio en el arte de la coreografía en la India, como lo es Farah Khan). Con esto la cinta logra un punto más en su calidad.
Además se ha manejado con destreza en la puesta en escena, contando con la virtuosa fotografia del genial y valorado Christopher Doyle (un colaborador habitual en el cine de Wong Kar-wai y componente básico de su estética), lo que la da un elemento más para que esta cinta sea un magnífico gusto visual, actoral, musical y con una
historia por demás enternecedora.
Es así una película riesgosa para el mercado asiático, en especial el hongkonés, pero que denota unas sabias ganas de hacer un film diferente, pero a la vez hermoso y lírico que no debe pasar desapercibida.
Alex Guerrero
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