Superman Returns
Dir. Bryan Singer | 154 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Brandon Routh (Clark Kent/Superman), Kate Bosworth (Lois Lane), Kevin Spacey (Lex Luthor), James Marsden (Richard White), Parker Posey (Kitty Kowalski), Frank Langella (Perry White), Sam Huntington (Jimmy Olsen), Eva Marie Saint (Martha Kent), Marlon Brando (Jor-El)
Estreno en Perú: 13 de julio del 2006
Bryan Singer, con el reto de mantener la vigencia del superhéroe y a pesar de algunas buenas ideas y escenas logradas, sólo consigue regulares resultados con un protagonista más romantizado y en una Norteamérica vulnerable como nunca antes. Singer dirige Superman regresa, que en realidad no es un remake, sino elige Superman II como punto de referencia y asume su continuidad, aunque sin reflejar plenamente el paso del tiempo.
El diseño de créditos y la clásica melodía nos emocionan y actualizan el grato recuerdo que tenemos de la primera mitad del cuarteto de cintas que el entrañable Christopher Reeve, fallecido hace un par de años, protagonizó entre 1978 y 1987. Bryan Singer, el realizador de Sospechosos comunes y las dos primeras entregas de la trilogía de X–Men, dirige Superman regresa, que en realidad no es un remake, sino elige Superman II (Richard Lester, 1980) como punto de referencia y asume su continuidad, aunque sin reflejar plenamente el paso del tiempo.
Uno de los retos del proyecto es mantener la vigencia del superhéroe en el escenario post 11–S, con una Norteamérica que recibió un terrible golpe y se acostumbró a vivir en paranoia. Es sintomático que Superman reaparezca tras cinco años de estar en un punto remoto del universo donde unos astrónomos hallaron restos de su planeta natal Kriptón. Y no es casual el apagón general que desarregla todo el funcionamiento electrónico, ni el desastre que, como efecto de ello, amenaza al avión en el que viaja la periodista Lois Lane, aunque no sean precisamente calculados actos terroristas. La secuencia sirve para plantear el asunto sentimental y reubicar a Superman –interpretado por un aceptable Brandon Routh – como el único capaz de salvar a los estadounidenses de la tragedia más calamitosa.
Creemos que el hombre de acero siempre necesita la predominancia del registro fantástico para que la trama sea solvente y diluya ciertas inconsistencias, como por ejemplo que es vulnerable a la kriptonita y al mismo tiempo puede estar en medio de una fortaleza que recrea las formas de su extinto planeta. Pero Singer no opta por la abierta fantasía, sino prefiere matizarla con una mayor humanización del personaje, un romanticismo acentuado que incrementa la densidad de su mundo interior y realza la figura de Lane, pero que no llega a cuajar. Así el relato se dilata y evidencia los defectos, como los repetitivos movimientos sísmicos, y los detalles incongruentes de la escasa violencia que emplea Lex Luthor –Kevin Spacey, menos inspirado de lo habitual– cuando puede destruir definitivamente a Superman, o el dato innecesario de que los astrónomos descubrieron los restos kriptonianos y no él, que sería lo más lógico.
Sin embargo, existen algunas buenas ideas y escenas logradas: la paradójica utilización de las estructuras de Kriptón para amenazar al mundo, las habilidades incipientes del hijo de Lane, un par de salvatajes recíprocos y el vértigo del avión siniestrado. También quedan muy bien un par de guiños a la versión de 1978: la aparición celestial de Marlon Brando como Jor–El, el padre extraterrestre de Superman, y la copia por parte de Routh del diálogo de Christopher Reeve: “Espero que esta mala experiencia no los desanime de volar. Estadísticamente es la forma más segura de viajar”. El balance es regular, esperemos que la secuela, si se hace, gane brillo.
Gabriel Quispe Medina
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