Acabo de ver El custodio, la película en competencia del director argentino Rodrigo Moreno. Además de aquel premio obtenido en Berlín, decidí comprar ticket para esta cinta por la presencia de Julio Chávez. Luego de haberlo visto en su mejor forma en Un oso rojo (2002) de Adrián Caetano, me decepcionó en la olvidable Extraño (2003). Esta vez felizmente vuelve con una actuación memorable.
Chávez es Rubén, el custodio del título, un agente de seguridad asignado al ministro de Planeamiento de Argentina. Rubén es un tipo duro, blindado, disciplinado. Su trabajo consiste en una serie de rutinas y coreografías de automóviles que el director Moreno sabe mostrarnos, dejando que la imagen diga todo. El silencio por la falta de diálogos le permite a Chávez hacer lo que mejor sabe, ser una piedra, gestos mínimos perfectos, monosílabos, eso le basta a este actor para crear un personaje sólido.
Su trabajo es, como decía, rutinario, casi prescindible, pero Rubén lo realiza como el mejor profesional. Como suele suceder en estos casos, el agente de seguridad, siempre siguiendo al alto funcionario, es testigo de excepción de las intimidades de su custodiado. La familia, los colegas, las amantes. Rubén lo ve todo, y no ve nada. Él esta ahí, y no lo está al mismo tiempo. Sólo en contadas ocasiones las personas que lo rodean le dirigen la palabra directamente.
El trabajo de Rubén es todo lo opuesto a su vida familiar. Si en el primero se encuentra en su mundo, por el contrario, al lado de su hermana y su sobrina se le nota incómodo, fuera de sitio. En una cena para celebrar su cumpleaños notamos esto con claridad. Es ahí también donde Rubén reacciona por primera vez, rompiendo en algo la monotonía de su vida.
Al salir de la sala me encontré con Antolín. Con él comentábamos justamente la segunda ocasión en la que Rubén se sale de su guion. Esa segunda vez, a diferencia de la primera, se la siente gratuita, casi absurda, quebrando por completo la quietud de los días del custodio. El film concluye con un final abierto que pudo ser mejor, pero de ninguna manera le resta méritos al resto de la cinta. Veánla. Es sin duda una de las mejores del festival.
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