Se souvenir des belles choses
Dir. Zabou Breitman | 110 min. | Francia
Intérpretes:
Isabelle Carré (Claire Poussin), Bernard Campan (Philippe), Bernard Le Coq (Prof. Christian Licht), Zabou Breitman (Marie Bjorg), Anne Le Ny (Nathalie Poussin), Dominique Pinon (Robert)
Estreno en Perú: 9 de agosto del 2006 (10º Festival ElCine)
Interesante filme de la directora Zabou, que nos narra la historia de Celine Poussin, una mujer de 32 años que empieza a presentar los síntomas del alzheimer. Por propia decisión se internará en una institución que atiende a este tipo de pacientes. Esto le traerá más de una sorpresa en su vida.
Celine Poussin (Isabelle Carré) va acompañada de su hermana a internarse en una institución que trata a enfermos con problemas de memoria. Ella cree que tiene los síntomas de alzheimer (algo que su madre también sufrió). Se sabe que ésta es una enfermedad que se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria y que se presenta generalmente a edad avanzada. Por ello el que Celine la sufra a los 32 años es un caso poco común.
La cinta al inicio nos introduce al mundo de quienes, ya sea por la edad o por accidente, sufren de pérdida de memoria. La directora Zabou (Francia, 1959) nos muestra las historias, las vivencias de cada uno, y de como la enfermedad ha afectado y afecta a sus respectivas familias. Acá se nos presenta a los enfermos y sus acciones, como tiernas y simpáticas en un inicio, pero hay que explorar un poco más para darse cuenta de lo difícil que puede ser para ellos llevar una vida normal.
En esta parte, la película tiene un tratamiento similar al de Atrapado sin salida (One Flew Over the Cuckoo’s Nest, 1975) de Milos Forman, y nos centramos en las vivencias de Celine (la más cuerda del grupo), y sus relaciones con los demás pacientes. La directora intenta dar un toque cómico a las distintas situaciones que se dan dentro del nosocomio y se nos presenta a los pacientes y al personal a cargo como extravagantes, de manera que uno no está seguro a veces, de quién atiende a quién.
Este enfoque le quita credibilidad al tema de la relación de Celine con su enfermedad; pero conforme la historia se desarrolla vamos compenetrándonos más con ella y su sufrimiento. Y es que la perdida de la memoria y el cambiar e inventar palabras, deja de ser algo anecdótico para convertirse en un tormento para ella y para el hombre que la ama (un cumplidor Bernard Campan). Podemos ver los distintos artilugios de los que se vale para no olvidar las cosas, pero llega un momento en el que hasta contar unos huevos para hacer un pastel, se convierte en una cosa casi imposible para ella.
La directora acierta acá al mostrarnos en pequeñas secuencias la descomposición gradual que va surgiendo en la mente de la protagonista. Se empiezan a ver sus primeras alucinaciones y sus miedos crecientes. Mientras que su entorno empieza a confiar menos en ella, lo que empeora aún más sus angustias. Principalmente por toda esta segunda parte, la película vale la pena verse.
Jorge Campos
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