A pocos días del inicio del Festival de Venecia, el magazín Arriba Perú, suplemento del periódico La Raza Hispana, de Orlando (EE.UU.), tuvo la posibilidad de conversar con Gianfranco Quattrini, Tula Rodríguez y Jesús Aranda, director y protagonistas de Chicha tu madre, la primera película peruana en figurar en el reconocido evento internacional. Gracias a la gentileza de La Raza Hispana, Cinencuentro tiene ahora la posibilidad de reproducir ese diálogo. Como primera entrega les presentamos la entrevista con el director Quattrini.
¿Cómo recibiste la noticia de la selección a Venecia? ¿Lo esperabas?
Con mucha alegría, creo que es la primera película peruana en Venecia, evidentemente una gran vidriera para presentarse en el mundo del cine. Le están dando un apoyo especial a la película, que se verá el día inaugural en una función de medianoche y además será la película de cierre de la sección, una función especial. Ahora me estoy preparando para viajar, seguro que será una experiencia inolvidable. Habrá muy pocas películas latinas en Venecia, y es un honor poder presentar una de ellas.
Has hecho tu carrera en Argentina. ¿Por qué?
Yo he nacido en Perú pero emigré al año y medio, y pasé la mayor parte de mi vida fuera del país. Mi infancia fue en Chicago. Allí estuvimos viviendo hasta que tuve 11 años. Luego nos mudamos a Argentina, donde me formé como persona y como cineasta. En Buenos Aires he tenido una formación muy ecléctica, con estudios de arte, de música, economía e incluso trabajando como actor. Pero finalmente decidí estudiar cine y tuve la suerte de ser apoyado por el INCAA (el Instituto de Cine Argentino) para realizar mi primer cortometraje. Tras esa experiencia supe que el cine sería mi camino.
¿Cómo empezaste en el medio? ¿Cuál fue tu formación?
A través de un amigo músico me metí en el mundo de los videos musicales y fue un buen comienzo, porque después de esa primera experiencia continué realizando videos, y utilizándolos como terreno de aprendizaje. Yo los ideaba, los producía y los dirigía. Fue toda una escuela en producción independiente. Y tuve la suerte de armar un gran grupo de colaboradores (varios de ellos viajaron conmigo a Lima para filmar la película). Habré realizado más de 80 vídeo clips, para artistas como Vicentico, Spinetta, entre otros, recibiendo incluso premios de la MTV. Paralelamente seguí realizando cortometrajes y también esporádicas publicidades, incluso para el mercado hispano de EE.UU.
¿Qué te motivó a venir al Perú para hacer tu ópera prima?
Siempre tuve cierta confusión interna respecto a mi identidad, una parte peruana, otra argentina, otra suiza, infancia en Chicago… Creo que el hecho haber filmado mi primer largo en Perú me ha permitido encontrar cierto equilibrio. Lo concreto fue que yo había terminado de filmar en Buenos Aires mi mediometraje Bosques (que estuvo luego en el Festival de Locarno) y como también tengo familia suiza estaba contemplando viajar allá. Pero me di cuenta que irme de Latinoamérica en ese momento de mi vida era como convertirse en un extranjero total. Y por esos azares de la vida, no tan azarosos, terminé recibiendo una oferta de trabajo en Perú de la filial latinoamericana de Antena 3 (una empresa española, curiosamente) y entonces me mudé para allá. Para mi era una forma de saldar una deuda, o curar algo, me movían motivos personales y no económicos para emigrar en ese momento en el que además tanta gente se iba de Argentina… era muy raro. Para muchos en Perú, yo venía escapando de la crisis de Argentina. Estar en Lima era una sensación extraña para mi. Tenia ciertos conectores directos con la ciudad, por mi familia, o por mis viajes cada tanto, y obviamente por haber nacido allí. Pero sí me sentía bastante extranjero. Sin embargo eso también permite observar las cosas con menos prejuicios. Yo tenía diálogos muy extendidos con diversos taxistas, que fue como una manera de conectarse con el termómetro de la ciudad. También la recorría en combis y trataba de circular libremente siguiendo los impulsos que la ciudad proponía, como en cualquier otro viaje, buscando que resuena en uno y qué es sorprendente. Y fui tomando notas de pequeñas historias, apuntes sobre comportamientos y finalmente la idea de filmar una película en Perú empezó a surgir. El guión lo escribí con Christopher Vásquez, un escritor peruano, con el cual compartimos una visión bastante particular sobre el mundo y hemos disfrutado mucho el proceso de escritura, que fue por etapas en Lima y en Buenos Aires. Finalmente hemos hecho una película que es en esencia latinoamericana, puesto que habla sobre nuestros comportamientos contradictorios, y nuestra falta de proyección, viviendo al día como pinte, sin un plan ni una estrategia, algo que resuena en todo el continente.
¿Cómo elegiste a Tula Rodríguez para el papel? ¿Y a Jesús Aranda?
Respecto al armado del elenco, hubo un gran eclecticismo, que además hace a la mixtura de la cultura chicha. Pero todos los actores se presentaron al casting e hicieron pruebas, incluso varias veces. La elección de Tula fue porque podía actuar bien el personaje. Su interés mediático yo no lo conocía realmente al momento de hacerle el casting. A mi me la sugirió una amiga peruana que vive en Buenos Aires, Vanessa Robbiano, que es actriz. Para mi es vital que se logren interpretaciones auténticas. Y eso no es patrimonio de un profesional o un no-profesional. Simplemente tiene que ver con la sensibilidad de cada uno y la relación que yo pueda establecer con el actor. Esta era el primer papel en cine para Tula, y al ser un personaje mediático eso evidentemente le generó cierto interés en la prensa. Pero era desde un lugar novedoso. Y no habría preceptos sobre su actuación, porque realmente había hecho poco y nada antes de la película, aunque ahora se está afirmando cada vez más y le auguro una gran carrera.
En Chicha tu madre hemos dado muchas oportunidades a actores que no las han tenido en el cine, y en particular con Jesús Aranda, que hace su primer protagónico, y lo ha hecho realmente bien. A Jesús lo encontré en una foto de archivo en la agencia de casting de Gustavo Vidal (director de casting). Lo convocamos e hicimos unas pruebas muy extendidas, hasta que finalmente estaba seguro que Jesús podía interpretar el rol. Fue un trabajo arduo y él te podrá contar lo intenso que fue para él. Ha crecido muchísimo como actor de cine en el proceso de hacer la película, eso es algo inevitable. El cine se aprende mientras se hace. No hay otra.
Chicha tu madre es mayoritariamente una producción argentina. ¿Cómo es eso posible?
Es una producción mayoritariamente peruana. Y para ese fin hemos abierto en Perú la productora Primi Quattrini con mis socio Ernesto González. Pero desde su gestación yo tenía en mente realizar una coproducción, unir personajes argentinos y peruanos en una historia que transcurriese en Lima. La película fue costeada con aportes privados internacionales y con el aporte de postproducción por parte de nuestros coproductores, BD Cine, una de las productoras independientes de más peso en Argentina (con más de 15 largos realizados). Y es importante destacar que también hemos recibido el apoyo del INCAA, que es el motor detrás del cine argentino, y ahora también de mucho cine latinoamericano. Ahora mismo nosotros estamos con varios proyectos en desarrollo. Mi intención para abrir la productora en Perú fue tender un puente en primera instancia con Argentina, que es donde radico, y luego con el resto de Latinoamérica. Y en eso estamos.
¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Piensas seguir produciendo en el Perú?
En este momento tengo varios proyectos avanzando, largometrajes de ficción y documentales, no todos los dirigiré yo. Además estoy también preparando una miniserie internacional titulada “Amores nómades” en conjunto con Luis Puenzo, el argentino ganador del Oscar por La historia oficial (1985). Por supuesto que me interesa seguir produciendo en Perú, espero poder realizar la próxima película que haga en el Perú en la ciudad de Iquitos. Mi abuela nació y vivió en Iquitos hasta los 21 años, así que también tengo unas raíces allí.
Yo entiendo que para la mayoría de la gente del medio peruano yo soy un extranjero, pero personalmente estoy un poco mas allá de eso, justamente lo que estoy tratando de hacer es romper un poco estas fronteras nacionalistas. Estoy de acuerdo en conservar una identidad cultural propia y celebrarla o reflexionar sobre ella, pero lo interesante es asumir nuestra identidad compartida y colaborar para realizar proyectos que nos permitan dialogar más fluidamente entre latinoamericanos.
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