Superman Returns
Dir. Bryan Singer | 154 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Brandon Routh (Clark Kent/Superman), Kate Bosworth (Lois Lane), Kevin Spacey (Lex Luthor), James Marsden (Richard White), Parker Posey (Kitty Kowalski), Frank Langella (Perry White), Sam Huntington (Jimmy Olsen), Eva Marie Saint (Martha Kent), Marlon Brando (Jor-El)
Estreno en Perú: 13 de julio del 2006
Tras una dilatada espera (más de los cinco años que se citan en la película), el héroe absoluto del americanismo, el superhéroe diurno de azul y rojo, el emblema de la nación del norte (más necesitada que nunca de sus cualidades de hombre de acero) regresa para enfrentarse a la maldad y los peligros del nuevo milenio. El eficiente Bryan Singer fue el que finalmente firmó contrato para llevar a cabo el proyecto de resurrección del puro y diurno campeón de la justicia. El vuelo a capa lo realiza el debutante Brandon Routh, quien es la presencia que más ha delatado la intención de someter esta versión casi exclusivamente a la influencia de la serie de filmes protagonizados por el finado Christopher Reeve. El porte y la similitud física están ahí, aparentemente una mano de experiencia detrás también. El resultado de este despegue es un vuelo bajo, casi de prueba.
Aunque no resultó ser gran cosa, salvo la intensa segunda película a cargo de Richard Lester, las cintas con Reeve no dejan de causarme, como a muchos otros, la sensación entrañable de los primeros contactos con el mundo de la fantasía. El superhombre en el cine de los grandes presupuestos pasó a encabezar la campaña reinvindicadora de su gremio hasta entonces relegado a la serie B y más allá en el tiempo a las seriales consumidas por los enanos ávidos de aventura a raudales. El recuerdo o significación no avanzó kilómetros más, el camino habrían de continuarlo otros con mayores karmas y fascinantes ambigüedades. Pero aún así la presencia del héroe venía siendo reclamada al deshielo desde hace buen tiempo.
Bryan Singer, y todo el aparato detrás, asume la resurrección con tanto respeto como si se tratase de una ceremonia protocolar muy lejos del asombro y el goce que hubieran rodeado al bíblico Lázaro. Tan de rutina habrá tomado su función que hasta evita recrear el inicio y los móviles del protagonista. Plantea la cinta casi como una continuación de las anteriores. Estamos ante el regreso de Superman años después de una misteriosa desaparición que dejó móviles a sus enemigos y despechadas a sus mujeres. Casi como oyendo el llamado de su paranoica y temerosa patria regresa para encontrarla marcada por el 11 de setiembre y con el temor a los villanos más extravagantes y exóticos (como la imagen de algún país del este), capaces de reventar bombas y ciudades como en las más febriles fantasías de la generación que vio surgir el cómic.
La película cae en lo dubitativo de ser más realista o entregarse al desenfreno de la fantasía. En medio de esta indecisión habrá de condensarse todo el imaginario a través del filtro de la serie fílmica: el reencuentro con su madre adoptiva, su padre de carne (Marlon Brando, y los privilegios de esta era informática) y Lois Lane convertida en madre de familia. Todos ellos adaptados a los tiempos que corren a diferencia del villanísimo Lex Luthor (Kevin Spacey intrascendente como mimetizándose con el resto del cast), quien luce como un villano anticuado, desinflado por la larga espera de su archirrival y el perfeccionamiento de colegas de reciente data. Tan pobre diseño del personaje no hará sino lucir desforzadísimos sus descomunales afanes en pos de la conquista del mundo. Así encontramos esta galaxia planteada esencialmente como sucursal del universo anterior.
Planteándose tan limitadamente su estrategia, la manera mecánica de ejecutarla resulta obvia desde el principio. Singer deja extrañar el criterio con el que resolvió sus versiones de X-Men (discretamente es cierto), se asume más que nunca como obrero de un proyecto sin personalidad ni siquiera en el colorido uniforme de su héroe, quien atraviesa las etapas de su aventura con la convicción de un autómata. Da igual el rescate de un avión en extravagante demostración aeronáutica que los afanes pro adúlteros hacia Lois que incluye una versión extendida (hasta el soponcio) del encuentro nocturno con vista a Manhattan. ¿Qué queda por ver? Sólo ver como los planes del maniaco Luthor (que incluyen todo y cambios climáticos acorde a los tiempos) se dan contra los poderes, la suerte y alguna que otra sorpresita del hombre en mallas.
Este Superman se alinea sin problemas y queriendo en el triste promedio del mainstream actual. La manera calculada y chata en concebir a su héroe sin variar demasiado su vida pasada es notoria. Sólo basta con ver el diseño de créditos calcado del original, falso tributo que pretende enganchar a los fans de las películas con Reeve y hacerlos consumir más de la indistinguible franquicia como la de James Bond.
Jorge Esponda
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