Mientras que Laslo y Jorge en otro lado de la ciudad asistían a la premiere de La prueba, con Mary me encaminé a la Av. Brasil, donde en un Cine Star de dimensiones reducidas, íbamos a ser sometidos a otra «prueba»: ver si el talento del director Federico Gabriel García, se alzaba por encima de una trama y unos actores que no auguraban una buena performance.
Los primeros planos de la película, con una Mónica Cabrejos apetitosa y carnal, andando a tropezones en el arenal de Ventanilla no estaban del todo mal, por lo menos visualmente, pero apenas se inició la historia de drama y comedia que quiere ser Good bye Pachacútek, la cosa se encaminó cuesta abajo. Una profusión de caracteres e intenciones que encuentran paralelo con la producción de Leonidas Zegarra o los hermanos Landeo, registrados en video digital y con una banda sonora a ratos chirriante e incómoda.
En el intento de sacar algo bueno de la experiencia, diré que la presencia de los niños Omar Fitzmaurice y Rosita Quispe es lo más rescatable del elenco, algunos planos y ciertos momentos casi documentales son igualmente pasables, junto con pequeños retazos de corte surrealista. Ciertamente habría que decir que la producción tomó más de cuatro años en llegar a término, lo que habla de las dificultades para sacar adelante el proyecto. Pero nada de ello explica la pobreza de la trama, que juega con clichés de tragedia y momentos de comedia -a veces- involuntaria. Todo ello aderezado con un discurso reinvindicativo de la choledad que más que integrarse en la historia, queda reducido al puro panfleto.
En resumen, queda la impresión de una historia que a partir de recursos primarios busca sensibilizar a la platea con la triste historia de los dos huérfanos y sus desventuras. La anécdota es que quizás lo logre, apuntando al público de la cadena de cines Star, que por lo general no se pone rigurosa al observar una película. Tal vez en este caso habría que ponerse en ese plano y dejar que la cosa fluya ante nuestros ojos como un espectáculo circense de barrio, lleno de baches y malos números, pero divertidos al fin.
Luego de la proyección, el hall del tercer piso del cine «Las Américas» se vio invadido por la variopinta fauna de actores, periodistas y personajes de la farándula (Jimmy Santi, Monique Pardo, Álvaro Maguiña, ¡Guarda ahí!) Donde la más asediada era Mónica Cabrejos. Por ahí se escurría la venerable figura de Federico García, padre del director y dueño de una extensa filmografía y responsable de la inclasificable El forastero. Omar, el Rascatraz de la película, ahora un adolescente de 15 años, se ocultaba de la multitud, emocionado por la experiencia (¿O consciente del resultado?). Nosotros nos dedicamos a tomar las fotos de rigor y apuramos un vinito dulzón.
Entre conversa y conversa nos enteramos que Inkari Digital Film, productora de Good Bye Pachacútek, ya alista el rodaje de «Los elegidos», esperamos sinceramente que les vaya mejor que en este debut, no será difícil, visto el resultado de su primera experiencia.
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