An Incovenient Truth
Dir. David Guggenheim | 100 min. | EE.UU. | Documental
Estreno en Perú: 9 de noviembre del 2006
La problemática del calentamiento global y su todavía negado estatus de alerta roja es el punto central de este documental que se nos presenta a partir de la guía dedicada de Al Gore y sus conferencias de concientización alrededor del mundo. El demócrata, ex candidato presidencial, revela su larga especialización y pasión alrededor de la causa ecológica de la cual la película nos brinda un detallado acercamiento, acaso como batalla desigual e incansable ante los grandes intereses creados. Película realizada con declarado afán didáctico que consigue su altruista objetivo sin recurrir a las clásicas muletillas sensacionalistas de tantos otros, confiando siempre en la convicción de su protagonista.
La película desde el comienzo se entrega a su labor informativa con todos los recursos y la atención que pueden llamar la presentación multimedia de la cual Gore se vale para llevar el mensaje al cual fue dando forma a lo largo de varios años y que fue uno de sus puntos de interés durante su gestión política. Los oídos sordos y la desinformación ya no pueden permanecer indiferentes ante las consecuencias que se pueden sentir en todo el orbe. El mecanismo de alarma de la propia naturaleza retumbando por la enfermedad es mucho más potente que lo que los muros más gruesos pueden evitar. Del hecho real y comprobable de estar enfrentando una crisis ambiental, ya no tendría porque presentarse más pruebas, pero el ser humano, siempre reaccionando solo ante los golpes, necesita el asunto desmenuzado para poder interesarse al menos un tanto como lo podría hacer el más insignificante ente dentro de un conflicto que supera su mirada. Es el lento movimiento hacia un cambio el cual las voces informadas se inmolan en el objetivo de ponerle freno y retroceso.
Al Gore y su conferencia no necesitan más ayuda para hacer la película por su cuenta. Es así que nos enfrentamos ante un espectáculo informativo y de una sobriedad que extrañamos en los más exigentes programas especializados, y en cierta manera esta realización lo es, más que una película en sí. Inclusive con toda esta alternancia de las imágenes y fotografías que acompañan la voz del protagonista dentro y fuera de su exposición, nunca se aparta del formato tradicional de algún producto concebido para Discovery Channel y similares. Lo que resulta cinematográficamente eficaz es el acercamiento al personaje mismo quien ha llegado a una maestría en su capacidad de investigación del fenómeno a base de años de lucha y experiencias de diversas índoles, que han alimentado su interés y decisiva toma de parte en el conflicto desatado desde los mas altos tronos de decisión. Círculo vicioso al que la humanidad ha llegado más rápido de lo que parecía y que implica hasta lo más elemental de las actividades y demás modos de vida de los individuos.
Los constantes fracasos por hacer reaccionar al sistema desde adentro han sido tan arduos y casi siempre ignorados como los que hubiera realizado afuera de él. Gore se convierte ante nuestros ojos en un cruzado, representante de varios otros que alzaron y alzan voces proféticas ante la ya no lejana era de las consecuencias, ante el prolongado abuso contra el orden natural. Presencia anómala en la historia del planeta la nuestra, pero que contiene aún la semilla de la sabiduría pendiente por desarrollarse, estancada por la mala interpretación que hemos hecho desde la invención misma de la tecnología.
Pero tratándose de los mayores responsables de la contaminación y la desmedida demanda de recursos es que Gore se concentra en el papel central que tiene su nación. Las decisiones políticas y la aceptación general han sido responsables directas de las mayores catástrofes que la han azotado últimamente (más la potente Katrina que el lejano Bin Laden). Pared gigantesca con la cual se ha venido peleando desde su inmersión en las contiendas políticas (llamativo el montaje alternado de Reagan y Bush padre desoyendo las voces de advertencia en la era del apogeo republicano). Toda aquella voluntad comprensible, hasta cierto punto, al cual Gore se acerca con la irónica frase de Upton Sinclair: “la dificultad de que alguien entienda algo se encuentra en la medida de que su salario dependa de no entenderlo”. Lapidaria sentencia que resume nuestra capacidad de crearnos infiernos a medida.
Al final nos habremos quedado con la impresión de haber recibido más una lección que una sensación emotiva, artística si se quiere, pero como dice la conocida frase “el fin justifica los medios”. Una clase que vale la pena recibir mientras estemos a tiempo.
Jorge Esponda
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