Cry_Wolf
Dir. Jeff Wadlow | 90 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Julian Morris (Owen)
Lindy Booth (Dodger)
Jared Padalecki (Tom)
Jesse Janzen (Randall)
Estreno en Perú: 9 de noviembre del 2006
Divertida variante de las historias de suspenso de ambiente juvenil la que vemos en esta película que juega con la fantasía infantil del “¿lobo donde estás?”. Aparición convocada casi como por la ouija por los amigos del colegio para iniciar una especie de juego mortal en el que todos habrán de asumir el papel de ovejas confundidas e inquietas ante la posibilidad de tener al depredador justo al lado, como un aparente compañero. Cry_Wolf toma forma como el cliché del serial killer (a lo Jason) pero más adaptado a los tiempos que corren, incluido el chat como campo de acción.
Como siempre el móvil del encuentro con el acechante y aguafiestas cazador de turno será la búsqueda de la diversión. Owen, el recién llegado, se une a la extraña fiesta con la promesa de romper todo el vacío que su vida familiar, apenas existente, puede llenar. El equipo armado y conducido por la bella y misteriosa Dodger asume su juego, como la ronda y las escondidas. Son como niños sin culpas que buscan escapar de las lecciones diurnas para instalarse en su traspatio (desolada capilla) de penumbras, donde llamarán al lobo a jugar. Entidad que toma la forma del amigo imaginario de ocasión al cual dotan de modus operandi, apariencia y nombre.
El goce máximo de los creadores será entonces dotarlo de fama, esparcida por la vía virtual como virus de correo. La película trabaja no sólo con esa mitología de la criatura de la noche en busca de presas, sino de otras que lo rodean como la de la misma Caperucita roja, siempre candorosa e inocente, para charlar con el posible victimario o incluso con la de Pedrito y sus gritos de alarma mirados con incredulidad. No sólo para chanza de los amigos de juego habrá de rondar la figura del encapuchado sino también para su propio terror. Todo presenciado a través de Owen, convertido en el héroe, a su pesar, capaz de saber hasta donde llega el juego como oveja de turno que es, pero que esconde algunas mañas de depredador.
Instalado el plot y la primera ojeada a la sombra de los extraños es que el juego toma forma. La película es llevadera gracias a esa planificación más allá de los giros de la trama en la que la definición del mundo para Owen (como los mejores exponentes del suspense) se vuelve más líquida. Donde todo asume la apariencia de un espejo deformado en el cual el lobo puede camuflarse de oveja en oveja. El desorbitado protagonista cae en cuenta entonces de que su ficción se ha salido de las fronteras y que nada podría ser lo que aparenta, hasta la Caperucita que lo convoca y atrae como convenciéndolo de ser el leñador salvador.
Las correrías de estos compañeros de turno se declaran tributarias de las de las series Scream y especialmente Saw, aunque con mucha menos sangre. La intención no está en ofrecer más del falso gore con la que se la ha promocionado, sino en una reactualización de los filmes de misterio, con el culpable rondando por la misma sala a la espera de que su plan perfecto se desenvuelva antes que un Holmes o Poirot lo cancele en el último y estratégico momento. Owen tiene las aptitudes de estos pero le falta mucho por desarrollarlas al igual que la película misma.
No estamos ante un filme ejemplar ni especialmente separado del promedio, pero se agradecen estas intenciones que revelan una verdadera comprensión del género y eficacia a partir del enfrentamiento con los temores y pulsiones primarias. Todo aquello que nos remite a nuestra época de descubrimiento del mundo en la cual se definen nuestros caracteres y personalidades. Solo que el juego de la ronda en la que se ponen a prueba los camaradas no será la misma cuando escuchen la respuesta al “¿lobo que estás haciendo?”. En especial al confundido Owen puesto a prueba de un siniestro bautizo vital.
Jorge Esponda
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