Vamos por partes. El Hobitt es la obra de J.R.R. Tolkien que precede a El Señor de los Anillos, y cuya adaptación al cine iba a ser dirigida por Peter Jackson, cosa que celebramos todos los fans de la trilogía y del director neozelandés. Pero resulta que hace unos días salió a luz una carta del mismo Jackson y de su esposa y coguionista Fran Walsh que señalaba problemas insalvables con la productora New Line (que tiene los derechos sobre El Hobbit). Eso significaba que la película no sería dirigida por el buen Peter.
Inmediatamente se voceó el nombre de Sam Raimi, como posible conductor del proyecto, pero la legión de fanáticos dejó sentir su voz y llamó a una petición de firmas para que New Line busque conciliar las diferencias con Jackson, ahora mismo la petición registra miles de firmas y continúa recibiendo adherentes.
Y ahora aparece otro actor en escena, ser trata del longevo productor Saul Zaentz conocido por tener buen ojo a la hora de colocar sus filmes en la competencia anual de la Academia, tres veces subió al podio a recibir el Oscar (por Atrapado sin salida, Amadeus y El paciente inglés). Pues bien, Zaentz ha señalado que el año próximo volverá a tener los derechos de las obras de Tolkien, pues él las había adquirido en 1976 y posteriormente cedido a New Line. En virtud de ello asegura que será Jackson quien dirigirá El Hobbit, tal vez en dos partes y no solo eso sino que también se piensa rodar una precuela de la trilogía del Señor de los Anillos.
Como ven esto dará mucho que hablar. Entre declaraciones y firmas se mueve el destino de millones de dólares de inversión y el futuro de producciones fílmicas llamadas a alimentar un verdadero fenómeno social. Los tendremos al tanto.
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