El artista Fernando de Szyszlo presentará Esta pared no es medianera este viernes 8 de diciembre, a las 7:00 p.m. Se trata de un cortometraje surrealista filmado en 1952 que estuvo prácticamente perdido por más de 20 años. Tiene influencias de las corrientes vanguardistas con las que Szyszlo tuvo contacto durante su estadía en París.
Actualización [diciembre 2012]: El cortometraje finalmente está disponible en YouTube:
Esta película es la primera manifestación de cine de vanguardia hecho en nuestro país. Participan como actores la poeta Blanca Varela, ex esposa de Szyszlo, el pintor Emilio Rodríguez Larraín, el escultor Jorge Piqueras y el músico de origen español Fernando Román. Una copia de 10 minutos de duración fue encontrada en formato Betamax y transferida a video digital. Cuenta además con la música de Arnold Schoenberg, quien fuera profesor de composición musical de Malsio. La investigación de este hallazgo la realizaron Renato Espinoza y Fernando Pinzas.
La función será en El Cinematógrafo de Barranco. El ingreso es libre.
Pérez Roca 196 (Alt Cda 4 de Av. San Martín).
Ricardo Bedoya escribió lo siguiente sobre Esta pared no es medianera, en su libro «100 años de cine en el Perú: una historia crítica» (Universidad de Lima, 1992. pp. 153-154):
Una experiencia vanguardista tardía se produjo en Lima en 1952. En ese año el pintor Fernando de Szyszlo rodó un cortometraje llamado Esta pared no es medianera, suerte de breve antología de imágenes surrealistas, ritmos y atmósferas extraídas del Buñuel de El perro andaluz y La edad de oro.
Filmada con la cámara de José Malsio y según guión de Szyszlo, Malsio y Ricardo Sarria, la cinta de aproximadamente 10 minutos de duración se iniciaba con unas contrastadas imágenes de interiores que nos situaban sin preámbulos frente al conflicto central: el del hartazgo y la agresividad del hombre prisionero del hogar y la molicie de la rutina conyugal.
La imagen invariable de la mujer que cose o borda, se oponía a la promesa de libertad vislumbrada más allá de las rejas de la mansión. Libertad y deseo que encarnaban de pronto en las presencias del mar, la arena y la mujer (Amanda Reátegui), seductora y con una apariencia calcada de la Ava Gardner en Pandora (1951) de Albert Lewin.
El «amour fou» se desataba de improviso. El éxtasis de la pareja -que emulaba al Gaston Modot y Lya Lys amándose en la ciénaga de La edad de oro– quedaba perturbado, sin embargo por la memoria de cortapisas morales representadas por la imagen de un sacerdote y de un extraño que atraía hacia sí toda la energía del amante, convertida en pasión homicida contra el que se interpuso a la realización de su deseo. El retorno a la prisión del hogar y el hallazgo del cuerpo descompuesto de la esposa cerraban el círculo sofocante de la convención moral y la represión social, verdadero nudo de horca para el deseo y la pulsión erótica.
Fernando de Szyszlo, entonces recién llegado de Europa, fue, a saber, el primer intelectual peruano que tentó la realización fílmica estando abocado ya a otros menesteres artísticos. Caso sólo semejante al del novelista Mario vargas Llosa, cuya labor literaria se amplió con la dirección de Pantaleón y las visitadoras (1975) -de producción extranjera- realizada junto al español José María Gutiérrez.
El de Esta pared no es medianera fue un empeño amateur. Todo en ella parecía ser producto del entusiasmo de una rueda de amigos. Ellos fueron la poeta Blanca Varela, el músico Fernando Román, el escultor Jorge Piqueras, además de los ya nombrados Reátegui, Sarria, Malsio, y Szyszlo. No obstante sus imágenes, luce, cuatro décadas después de su realización, una originalidad, limpieza fotográfica y fuerza de las que carecen muchos cortometrajes actuales.
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