Lo que el agua se llevó (2006)

Flushed Away
Dir. David Bowers & Sam Fell | 85 min. | Reino Unido – EE.UU.

Intérpretes:
Hugh Jackman (Roddy), Kate Winslet (Rita), Ian McKellen (Sapo), Jean Reno (Le Rana), Bill Nighy (Whitey), Shane Richie (Sid), Andy Serkis (Spike), Kathy Burke (Madre de Rita), David Suchet (Padre de Rita), Miriam Margolyes (Abuela de Rita).

Estreno en Perú: 14 de diciembre de 2006.

Tras el éxito de las películas animadas del talentoso Nick Park no es de extrañar que sus ex colaboradores hayan seguido su línea como queriendo darle una identidad propia a sus aventuras inglesas con respecto a las del otro lado del océano. En esta oportunidad hacen su entrada en el universo virtual pero conservando los diseños tan característicos con los que trabajaron en sus proyectos bajo la técnica del stop motion como Chicken Run o la serie de Wallace & Gromit. En este caso cuentan una historia de viajes acuáticos al mundo de las alcantarillas que emprende un roedor habituado a la buena vida.

Roddy es el protagonista de este film que ve trastocada su cómoda, lujosa y también solitaria existencia al emprender un paseo por la resbaladilla de lo maravilloso (que para nosotros significa el aparato más común y degradado del hogar). Lo que el agua se llevó es la monotonía que para bien o para mal transformará la vida del protagonista. El desorbitado héroe se ve rodeado por todo tipo de habitantes del mundo subterráneo con la sola idea de volver a emerger a su trono. En esta sucursal subterránea de Londres, Roddy se verá involucrado en un complot por el control de este mundo escondido de la luz del día. Es así que bajo su particular idiosincrasia la película es una aventura típica del mainstream sólo que atravesada por el gran tema del status, las aficiones futboleras y demás sabores locales, algo de auto escarnio que es una especialidad muy desarrolla por el humor de los británicos (incluyendo las infaltables mofas a la familia real).

Mucho de ello ya se manifestaba en las películas en las que participó Peter Lord, el principal promotor del film. Su aprendizaje asemeja al de otros pacientes artesanos (Tim Burton uno de ellos) que proyectan darle vida a sus criaturas desde pequeños ejercicios para luego entrar en mayores lides. Dentro de su particular mundo del desagüe conviven no solo las disímiles especies, sino abundan las referencias. Desde el cuento infantil a lo Harry Potter hasta las estrafalarias comedias sentimentales con Hugh Grant (con su toque de los Farrely) Aquí la aventura para toda la familia se toma libertades que no hallaríamos en un símil norteamericano. Hay momentos de humor que sin exagerar se encuentran cercanos a la socarronería de Benny Hill.

Para que el efecto se sienta es fundamental ver la cinta en su idioma original, en este caso perderse las voces de Hugh Jackman, Kate Winslet, Ian McKellen entre otros puede dejar la impresión de una película animada lejana de la malicia y el peculiar humor de la sociedad que representa (en pequeño). De lo demás puede decirse que funciona en la medida de lo esperado en animadores de su nivel. Es un film que no apela a originalidades, sino que de acuerdo a la doctrina de Park, rebusca dentro de la tradición y no sólo de la animación. Lo que consiguen no deja de tener encanto dentro de su peculiar sentido del humor más que de la aventura. Cosa que se revela en algunos personajes como el sapo mafioso que resulta ser, como Roddy, un desterrado del aristocrático piso de arriba.

Últimamente no hemos podido disfrutar de algún film de animación realmente descollante. Tal vez por ahí Cars y Over the hedge hayan resultado atractivos. Flushed away puede encontrarse en un escalón inferior pero considerando el año más bien apagado que ha concluido en lo que respecta a la especialidad, esta película puede ser señalada fácilmente entre la cantidad. Esperaremos la aparición de algún Shrek o The incredibles que nuevamente nos conecten con el mundo de evasión a grandes y chicos por igual. ¿Tal vez algún intento desde nuestro querido Perú? Esperemos que los animadores locales consigan realmente ocupar ese sitio fundamental dentro de nuestro cine como cacarean las estampillas.