La lista negra / Zwartboek
Dir. Paul Verhoeven | 145 min. | Holanda – Bélgica – Inglaterra – Alemania
Intérpretes: Carice van Houten (Rachel/Ellis), Sebastian Koch (Ludwig Müntze), Thom Hoffman (Hans Akkermans), Halina Reijn (Ronnie), Waldemar Kobus (Günther Franken), Derek de Lint (Gerben Kuipers), Christian Berkel (General Käutner), Dolf de Vries (Notary Smaal)
Es, cuanto menos curioso, las pequeñas fijaciones que tienen algunos directores. En la película que me ocupa, El libro negro (Zwartboek), Paul Verhoeven utiliza una pequeña táctica, que tuvo mucho éxito en su “Bajos instintos” y ya resultó cansino y excesivo en “Showgirls”, y que parece ser el sello de la casa, a saber, sorprender al espectador con el pubis de la protagonista en primer plano. En todo caso, les recomiendo tranquilidad, porque nada más hay de escandaloso (si a este sello se le puede atribuir tal adjetivo) en términos sexuales, en esta cinta seudo-histórica basada en hechos reales.
Una lee que Verhoeven ha vuelto como un hijo pródigo a mamá Europa, a recrearse en el estilo de cine europeo, puesto que el americano no le da mucha más cancha. Con esa intención esperamos encontrar savia nueva en su ya particular estilo. Sin embargo, ante la espera de calidad europea lo que se nos muestra en pantalla es una película con buenas intenciones pero muchos fallos.
El libro negro decepciona. A pesar de esos guiños, que pretenden ser un tanto neutrales, y de esa intención de hacernos ver la ambigüedad de todos los bandos, lo cierto es que la cinta desfallece por momentos, fantasea en muchos otros, y solamente resulta convincente en muy pocos. Rindiendo homenaje a su tierra, Holanda, Verhoeven ha trazado un filme con la historia que hay detrás de los judíos que poblaron Israel, después de la Segunda Guerra Mundial, historias que en muchos casos son verdaderas aventuras. Y la que en concreto posa en el metraje de su realización es la de Rachel Stella o Ellis de Vries.
Rachel (la vivaracha nueva estrella del realizador, Carice van Houten) es una mujer judía cuya familia adinerada es asesinada ante sus ojos en una huída trampa. Como intento de venganza y queriendo hacer algo honroso en pro de la defensa de los suyos, se alía con la resistencia holandesa y se convierte en un agente espía dentro del círculo nazi. Medio en el que las armas que puede emplear una mujer atractiva se centran en el sexo y la seducción, aparte de un mucho de sangre fría. Pero ni todos los nazis son tan malos, ni todos los miembros de la resistencia y sus enlaces son tan buenos. Y eso es lo que en resumen nos quiere mostrar el realizador holandés.
La historia que se desarrolla en este filme bélico resulta interesante, siempre teniendo en cuenta que es un metraje con el toque especial Verhoeven. Y ¿cual es ese toque? Una pizca de ciencia ficción, unas dosis adecuadas de violencia y sexo y mucha fantasía de ayer y hoy. Aunque ha vuelto al cine que le vio nacer, y que en su momento le tildó de muy comercial, no quiere ello decir que haya dado un giro radical a sus efectos verhoevianos. El libro negro tiene más de comic (en muchas secuencias) que de naturalismo europeo, incluidas esas mujeres fantásticas a las que incluso en los momentos más trágicos no se le deshace ni el rimel y cuyo peinado no cambia a lo largo de los meses de contienda.
En fin, un film irregular en su desarrollo, en el cual algunas escenas de violencia están muy conseguidas y al que el cineasta ha intentado dar un aire clásico, pero que adolece de una sofocante artificiosidad, la que le da la celeridad de ciertas escenas.
Ya lo dejan bien claro en una secuencia inicial de la historia, «no hay que fiarse de nadie», y aunque a Verhoeven se le dan bien los Robocop y los Bajos instintos de mujeres fatales, y a mi entender los dramas bélicos no son lo suyo, ustedes no se fíen, y compruébenlo por sí mismos.
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