Cine expandido: el ojo mecánico del cine

21 de febrero de 2007

Otro martes de Cine Expandido en el Centro Fundación Telefónica. Esta vez la sesión inició de manera puntual con la proyección de la película de Dziga Vertov, El hombre de la cámara, película del año 1929 que registra un proyecto propio de Vertov en el cual trabajo varios años.

A partir del filme, Vertov nos muestra una crónica de la ciudad no sólo como proceso sino como generación de una vida nueva, con nuevas formas de relaciones humanas (amar, relajarse, divertirse, trabajar, nutrirse) reconcilia la ciudad con la forma de producción, pues la ciudad también es un espacio de procesos, lleno de ciclos, de maneras de organizarse con centros neurálgicos a partir de ciertas horas (las famosas horas punta) por lo tanto, la ciudad posee semejanzas con las máquinas – en este caso la cámara -; Vertov presenta la ciudad como un organismo que todo lo engulle, que tiene un metabolismo humano, y todo lo observa a través de su ojo, un ojo mecánico con el que graba la vida de la ciudad soviética.

Además, el filme tiene un sustento doctrinal, es una película jubilosa, celebratoria, exalta los valores del cambio, muestra la vida esperanzadora con fe en la doctrina socialista (gente haciendo deporte, gozando en la playa, acudiendo al cine) pues son los años iniciales de la revolución.

Por su parte Suite Habana, la segunda película vista, tiene características semejantes y distintas a la vez. Es también, una película de ciudad (género conocido como «Sinfonía de ciudades» debido al parentesco con la composición musical en lo referente a los ritmos) grabada en un país socialista y que, al igual que el film de Vertov, está desarrollada rechazando lo narrativo. Son relatos paralelos que no son dramáticamente contados, sino vistos de manera individual, reducidos a una única actividad (dando la impresión de ser núcleos, células independientes)

Las diferencias también son distintas en ambos filmes: mientras que en El hombre de la cámara, el cineasta ruso exalta el triunfo del socialismo donde la masa celebra; la película cubana es una visión desengañada, triste, de una Habana deconstruída, que deja un sentimiento amargo por el sueño socialista que no llegó o que aún no llega. Se ocupa además de personajes con nombre propio, ya no de una masa festiva, sino de individuos con un destino distinto uno del otro.

Otra diferencia fundamental entre las 2 obras visionadas es el formato de grabación: Vertov, promotor del cine ojo –proyecto propio basado en filmar toda la realidad sin intervención alguna, de manera netamente documental– filma con película de 35 mm, logrando una iluminación particular, de sombras pronunciadas; edita y monta la película de manera manual, fotograma por fotograma; procesos distintos al del video digital con que se grabó Suite Habana.

Además la película cubana -presentada en Lima en el Octavo Festival ElCine– utiliza un recurso ajeno a la tendencia documental. Dentro de ella vemos un trabajo de puesta en escena –los personajes si bien hacen actos cotidianos, a su vez posan para la cámara. Los personajes son conscientes que hay un aparato vigilante en su ambiente, que los sigue, con el cual tienen una relación; y este recurso es exclusivo del cine de ficción.

Esto es sólo un resumen de las conversaciones que se dan en el Centro Fundación Telefónica todos los martes a las 6:00 p.m. en la Sala Plasma. El siguiente martes, el tema a tratar será el Constructivismo soviético, donde se proyectará la película Huelga de Serguei Eisenstein y La madre de Pudovnik.

Sólo queda recordarles llegar temprano pues la sala suele llenarse antes de las 6:00 p.m.
Aquí un extracto de El hombre de la cámara de Vertov, cortesía de Youtube.