Aquí van en apretada secuencia, los comentarios de tres películas en Competencia Internacional presentadas en el Bafici 2007.
In Between Days, de So Yong Kim (Canadá)
Como le conté a Luis Carlos, esta película marcó el debut de la competencia internacional y de la participación de los films HD en el festival. En In Between Days, Aimie es una adolescente coreana abandonada por su padre, por ello su madre decide llevarla a vivir a Norteamérica. Aimie se niega a integrarse en esta nueva sociedad, de ahí que la presencia de norteamericanos en el film sea prácticamente inexistente, ella solo socializa con otros coreanos lo que le da un mayor sentido de aislamiento. Bradley Rust, productor, coguionista y esposo de la directora coreana radicada en EE.UU. desde la adolescencia, fue el encargado de presentar el film y responder las interrogantes del público, ya que la directora no pudo asistir a la presentación porque acababa de dar a luz. Él contó detalles interesantes de la realización; dijo que costó solo 8 mil dólares y que el guion constaba de apenas 2 páginas, una línea descriptiva por cada escena. Al preguntarle porque utilizó el género de docuficción respondió que al hacer un documental se espera que sucedan cosas que probablemente no ocurran, e igualmente con una ficción se pierde esa fidelidad a la realidad pues solo ocurre lo que uno decida que suceda, Rust dijo que en la docuficción se daba la posibilidad de tener los hechos bajo control y al mismo tiempo se puede sentir esa fidelidad muy cercana a la realidad. Por último dijo que la historia está basada en las experiencias personales de la realizadora, de lo que le costó integrarse a la sociedad occidental, así la cámara sigue por casi hora y media a Aimie «hasta que uno se aburre de su cara redonda de coreana» (como dijo alguien del público). Como leí en Sin Aliento, el periódico del festival: In Between Days es implacable y tierna, como si fuera posible pensar en una Rosetta cuya superficie fuera de peluche y no de papel de lija.
Old Joy, de Nelly Reichardt (EE. UU.)
La mejor de las 3 películas en competencia internacional que he visto hasta ahora. Muy sencilla y minimalista, nada pretenciosa, Old Joy cuenta la historia de dos amigos que planean un mini roadtrip hacia unas aguas termales para reencontrarse después de largo tiempo. En el viaje aparentemente no pasa nada extraordinario, lo que acontece es un evento muy sutil, muy profundo, algo espiritual que solo los que están introducidos al 100% en la película pueden sentir. Los protagonistas son Kurt (Will Oldham), un slacker cuarentón de aquellos, y Mark (Daniel London), quien podría ser el típico gringo que lleva una vida feliz y tranquila –una esposa embarazada, una perrita llamada Lucy, una bonita casa en los suburbios-, a pesar de sus diferencias tienen demasiado en común, aquella nostalgia o el old joy (pena o alegría gastada), ambos perdidos en medio del supuesto clímax de la vida adulta.
Noise, de Matthew Saville (Australia)
Me sorprendió a primera vista (por el simple hecho de estar en un festival como el Bafici) el look hollywoodense de esta cinta: thriller policial sin respiro, un inicio que te genera demasiadas expectativas, y por supuesto toda la estética formularia. Sin embargo, lo interesante de esta película está en que el héroe, policía él, no es más que alguien que por cuestiones del azar estuvo en el lugar y tiempo equivocado o apropiado (como quieran interpretarlo). Una masacre en un tren subterráneo es el elemento inicial y el policía en cuestión sufre un problema auditivo, una especie de zumbido persistente (de ahí el Noise del título). Buen trabajo de los personajes en la historia, a pesar de su estilo estético, la historia es muy fiel a los thrillers policiales.
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