Si, como yo, eres un amante del punk rock, de seguro ya estabas harto de esos documentales donde la fórmula Sex Pistols-Ramones-Clash era prácticamente regla, dedicando, casi el metraje sobrante, a otras bandas de igual trascendencia y, sobre todo, al nuevo movimiento es-o-no-es-punk que ha invadido las nuevas generaciones.
Punk’s Not Dead, de la directora Susan Dynner, rompe al fin esta fórmula. Interesamente estructurado, la cinta se dedica, primero, a explorar el movimiento desde su partida inicial para luego, y dándole igual espacio y tiempo en el filme, desarrollar un interesante capítulo sobre el nuevo estado del punk (pop punk o teen punk, como es llamado) donde todas las voces, desde las más veteranas hasta las más nóveles, tienen la oportunidad de brindar su opinión. Es decir, aqui no aparece la idea de «qué es punk y qué no lo es» como en otras tantas cintas, sino más bien da la oportunidad que muchos miembros de la «movida» hablen. Esto, claro, resulta interesante, porque puedes apreciar declaraciones de algunos de los más recalcitrantes integrantes de la vieja escuela opinando de una manera más clara y saludable.
La cinta también da una simpática mirada hacia aquellas míticos grupos que, desde su formación, no han sufrido una separación y continúan tocando con todos sus miembros originales. Así pude enterarme, vaya sorpresa, que The Adicts (formado en 1978) es la banda punk de mayor existencia en la historia del movimiento. Todos los espectadores aplauden y se quedan, durante los créditos, escuchando las canciones que dan fin a la cinta. El punk, efectivamente, no ha muerto.
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