Sexo, drogas y encefalograma plano
Cuantos padres cuantas veces han deseado que el crecimiento de sus retoños se quedara estancado en la niñez, la feliz niñez que muestran sus vídeos caseros con las travesuras de unas criaturitas con nariz llena de pecas. El pionero del cine independiente americano John Cassavetes, fallecido en 1989, también tuvo sus retoños junto a su musa Gena Rowlands, y uno de ellos Nick, se constituyó en heredero artesano del oficio de su padre. Nick Cassavetes ha desarrollado una obra irregular que comenzó en 1996, rodando con su madre de protagonista, y ha seguido con mayor o menor suerte y sin uniformidad en género y estilo, como demuestran el blockbuster John Q (2002), o la sentimentaloide El diario de Noa (2004), entre otras.
Quizá sea la chocante y sorprendente Alpha Dog la que más le acerque al cine de su padre, en lo referente a mostrar esquemas culturales y sociales, como aquellos en los que se sustenta una parte de la juventud (anglosajona -si bien ya sabemos que transmiten sus modelos al resto de culturas con pasmosa facilidad-), de este nuevo siglo, y que ya se nos venía mostrando en cintas como Bully de Larry Clark, Havoc de Barbara Kopple y alguna que otra cinta con más enjuncia como Bowling for Columbine de Michael Moore. Jóvenes idiotas, hijos y nietos -malcriados, malqueridos o sutilmente rechazados- de idiotas que en su mal entendido coleguismo con los retoños se sienten incapaces de trazarles claras fronteras entre lo que es lícito y lo que es condenable.
Con un hilo narrativo minucioso, bien construido y una cadencia absolutamente apropiada con los hechos descritos, Cassavetes Junior describe la evolución de un grupo de aprendices de drug dealears californianos cuya inocencia delincuencial está aún en pañales. Sin embargo saben como ir marcando el terreno, ya sea a base de grandes pantallas planas que vociferan estética hip-hop, empapelando su piel de tatuajes inquietantes, enlazar fiesta tras fiesta en casas de enormes piscinas, donde la bebida, las drogas, el sexo, y el escaso vocabulario compuesto de vocablos racistas y puro slang son el día a día.
Con una filmación de estética sesentera, y cierto aire documental, (las entrevistas propician saltos en el tiempo sin por ello entorpecer la narración), Alpha Dog cuenta hechos reales acaecidos en el año 2000 en la costa oeste norteamericana: el secuestro de un adolescente de 15 años, Zack Mazursky, (un niño enmadrado que mira ya con admiración adolescente a su problemático hermanastro) llevada a cabo, un tanto improvisadamente, por un grupo juerguistas descerebrados junto a un líder sin escrúpulos, Jesse James Hollywood, conocido proveedor de farlopa, y que llegó a convertirse en uno de los individuos más jóvenes buscados por el FBI.
Lo que empieza siendo la simple retención, entre risas y cuelgues, del hermano de un deudor del cabecilla del grupo, se va convirtiendo en un grave problema legal, que les aboca, entre miedo, desconocimiento y la testosterona violenta de alguno de ellos (la manzana podrida), en un desenlace que cambiará para siempre la vida de todos los implicados, desde los padres del secuestrado, hasta los chavales y niñas adelantadas, quienes consideraban super cool-caliente el tener en la fiesta a un chico robado.
Todo un acierto de Cassavetes ha sido la mezcla de actores de currículo, Bruce Willis, Sharon Stone con desconocidos o principiantes, como Justin Timberlake (aprueba con buena nota), Emile Hirsch, o Ben Foster, el «epiléptico» hermano del secuestrado, afanados todos, en un notable resultado, a pesar del excesivo maquillaje de engorde en algunos casos, y con una banda sonora compuesta por Aaron Zigman que agradecerán los amantes del hip-hop, el funk y el rock.
Película donde los jóvenes son los protagonistas que es más de lo que parece, que ha pasado de puntillas por la prensa, poseída de un triste pesimismo sobre la perdida de dirección educacional, tanto por parte de progenitores como de instituciones, en el país de la supuesta libertad, una libertad mal entendida en la que incluyen dejar al alcance de púberes (y mayores) todo un arsenal. Con un arma entre las manos, tarde o temprano, su uso estalla en un arrebato incontrolado, produciendo en los más jóvenes un autoengaño entre disparos de videojuego, o la aplastante realidad de los hechos.
Retrato robot de una American Pie más criminal y más agresiva, con la que Nick Cassavetes parece llamar la atención de padres, tutores y enmiendas constitucionales que permiten que 200 millones de armas circulen libremente por Estados Unidos.
Alpha Dog (2006)
Dir. Nick Cassavetes | 117 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Bruce Willis (Sonny Truelove), Matthew Barry (Interviewer), Emile Hirsch (Johnny Truelove), Fernando Vargas (Tiko ‘TKO’ Martinez), Vincent Kartheiser (Pick Giamo), Justin Timberlake (Frankie Ballenbacher), Shawn Hatosy (Elvis Schmidt), Heather Wahlquist (Wanda Haynes), Alex Solowitz (Bobby ‘911’), Anton Yelchin (Zack Mazursky), Sharon Stone (Olivia Mazursky)
Estreno en Perú: 10 de enero de 2008
Estreno en España: 4 de abril de 2007
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