Tenía que se Tarantino, pues. Al mejor estilo de comedia adolescente norteamericana («Tú pon la casa, yo pongo las mujeres»), el genial Quentin presentó, en esa hermosa casa llamada Cannes, la versión extendida de esa pequeña gran joya titulada Death Proof, que originalmente forma parte de Grindhouse, double feature que realizó al lado de su amigo, Robert Rodriguez.
A los «críticos» no les ha gustado nadita, pero qué importa. El público, según lo que leo, se ha divertido y aplaudido a más no poder, y con mucha razón. La semana pasada tuve la suerte de ver nuevamente la cinta, esta vez con un amigo, y los dos llegamos a la conclusión que, básicamente, es una película para pasarla bien.
Y vaya que no la puedes pasar mejor teniendo a semejante grupo de bellezas: Rosario Dawson, Zoe Bell, Rose McGowan y Tracie Thoms (en la foto), en larguísimas conversaciones y excitantes persecuciones en auto.
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