Las críticas de esta semana de la prensa cinematográfica cubren distintas cintas de la cartelera. Un indicativo de la variedad de la oferta en estos días. ¿Pero habrá calidad? Veamos que se escribió durante la semana:
Raúl Cachay en Luces de El Comercio se emociona con el regreso de los zombies de Exterminio 2:
Pues bien, agárrense fuerte de sus asientos que «Exterminio 2» no solo es una secuela bastante estimable para los pobres estándares del Hollywood actual. (..) la pesadilla empieza nuevamente. Y con ella la orgía de mutilaciones y vómitos sangrientos, que Fresnadillo lleva a la pantalla con muchísimo nervio. «Exterminio 2» no es para los débiles de corazón (y estómago).
Fedérico de Cárdenas se encarga de Alerta Solar, la última cinta de David Boyle, el director de la primera Exterminio. En su columna de Domingo se lee:
Boyle nos hace ver que no son la parafernalia técnica o la especulación científica las que le interesan, sino la aventura de estos ocho seres humanos colocados en una situación extraordinaria y la forma cómo reaccionan ante ella; es decir, las opciones éticas que constantemente se ven obligados a tomar: el conflicto entre lo individual y lo grupal, el modo como internalizan –cada uno a su modo– el objetivo supremo de su misión, que consiste en la posibilidad de salvar a la humanidad, frente a lo cual sus vidas cuentan poco.
En Correo, Enrique Silva escribe de Zodiaco, una cinta que le ha gustado:
Sin duda, el mayor mérito de Fincher es mantener el ritmo de su relato por más de dos horas y media. Algo que consigue amparándose en personajes bien delineados, actuaciones completamente funcionales, una narración prolija y momentos de auténtica tensión. Zodíaco es un filme sólido, de esos que no se encuentran así nomás en la escasamente interesante producción hollywoodense actual.
Aunque, Jose Tsang de Caretas disiente sobre Zodiaco:
A Fincher la sobriedad no le sienta bien. El filme se estira (¿por qué hay tantas películas que duran más de 120 minutos?), y confunde el interés anticlimático con apatía. Por ratos, lo periodístico termina ganándole a lo cinematográfico.
Y le alcanza el espacio para escribir sobre Piratas del Caribe 3: en el fin del mundo:
La tercera parte de la saga corsaria vuelve a empujar la maquinaria: lo impersonal se traduce en gritos interpretativos, mareas de efectos digitales se acoplan al ruido, y los actores desfilan sus egos para ver quién acomete la performance de la histeria. Que Gore Verbinski, el director contratado para esta ocasión, regrese a “Un Ratoncito Duro de Cazar”.
Siguiendo esta línea, Ricardo Bedoya, en El Dominical, termina de colgar a los Piratas que le han aburrido soberanamente:
Piratas del Caribe, en el fin del mundo, se ha convertido es la apoteosis del aburrimiento estirado hasta el infinito. Las batallas son una suma de estruendo más estrépito. Los galeones, truquitos digitales. Y, entre todos, lo único que hacen es acumular situaciones banales y agitación, ya que no acción, reiterando lo que vimos en la primera película de la franquicia (¿o fue en la segunda?). La gloriosa Hermandad de los Piratas no se merece a este pesado de Sparrow.
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