Hace unos días pudimos apreciar vía el programa El placer de los ojos, el logrado documental de Gaby Yepes «Vivir es una obra maestra», dedicado al genio y figura del poeta y artista plástico peruano Jorge Eduardo Eielson. No ha sido el primero en servir de tema para una película nacional. Figuras de nuestras letras como José María Eguren, Martín Adán, Javier Sologuren (en la foto), entre otros, han sido objeto de cortometrajes.
Del mismo modo, poetas como Pablo Guevara, José Watanabe, Antonio Cisneros y Giovanna Pollarolo, se involucraron con el quehacer cinematográfico como realizadores y guionistas. Tenemos el caso de la poeta Blanca Varela, que hizo una breve aparición en Esta pared no es medianera (1952), único corto dirigido por el pintor Fernando de Szyszlo.
Hacemos un recuento de algunos cortometrajes que abordaron la vida y obra de poetas peruanos, de los cuales la mayoría se hizo al amparo de la 19327, ley que a partir de la década de los ’70 destinó un impuesto a la producción de cortos cuya exhibición era obligatoria en las salas del país.
Arturo Sinclair, nacido en México en 1945 y uno de los mejores de la primera promoción de cortometrajistas surgida a partir de la 19327, es autor de Eguren y Barranco. Así lo destacó Ricardo Bedoya:
Las imágenes viradas al rosa y al azul de un barrio apacible, sonambúlico e idealizado, y largos, meditados y como estremecidos travellings, pretendían traducir la cualidad esencial e inasible de la obra del notable poeta José María Eguren. La intención expresiva de Sinclair y el aliento poético que marcaban la película aparecieron en 1974 casi como gestos de resistencia frente a la propuesta de los organismos oficiales de promover cortos documentales y utilitarios, toscos y primarios.
Alberto Durant, recordado por Alias la Gringa, dirigió el corto A un viejo poeta en el Perú, sobre Martín Adán. Según opinión de Fedérico de Cárdenas:
Es un intento apreciable de capturar al torturado poeta del Aloysius Acker y Travesía de Extramares a través de los escenarios de su poesía y de La casa de cartón, su inmortal obra. Corto poblado por casonas barranquinas, viejos hoteles y arboledas vacías que la refinada cámara de Mario Acha dota con un sentimiento de extrañeza y lejanía, próxima a la fantasmagoría.
Otros títulos que se vieron por aquellos años fueron: Una película sobre Javier Heraud, del grupo Liberación sin Rodeos, que integraron Carlos Ferrand, Raúl Gallegos, Pedro Neyra y Marcela Robles; Visión de José María Eguren, primer corto de Francisco Lombardi; una serie sobre César Vallejo compuesta por tres episodios que dirigió Nilo Pereyra del Mar; y Masa, adaptación del célebre poema vallejiano por Eduardo Guislain.
A comienzos de la década del 90, Películas El Pacífico emprendió la producción de una inusual serie de semblanzas fílmicas de poetas peruanos vivos: Carlos Germán Belli, Washington Delgado, Javier Sologuren y Enrique Verástegui, y cuya dirección encargó a Silvia Kantor, Juan Carlos Torrico, José Antonio Portugal y Edgardo “Cartucho” Guerra, respectivamente.
Uno de ellos, Para vivir mañana: Enrique Verástegui (1991) fue premiado como el mejor corto documental en el quinto Festival Nacional de Cortometrajes, organizado por la Asociación de Cineastas del Perú (ACDP). Lo comenta el crítico Emilio Bustamante:
Muy bien respaldado por la fotografía y la edición de Gianfranco Annichini, Edgardo Guerra maneja con sobriedad, buen ritmo y algunos clichés los ejes de lo urbano, lo erótico y lo marginal con relación al testimonio de Verástegui, logrando un film atractivo, liviano, mas no superficial, capaz de acercar al poeta al “gran público” y, a fin de cuentas, modesto y respetuoso, todo lo contrario de los solemnes plomazos de Kantor y Torrico.
El filme sobre Sologuren que dirigió Portugal en 1992 para la serie nunca se estrenó. Fue uno de los tantos proyectos que frustró el fin de la antigua ley. En él también participaron Luciano Talledo en la cámara, Alejandro Higa en la iluminación, y Fabricio Rebatta en la asistencia de cámara. Todos los cortos fueron producidos por María Ruiz y Juan Carlos Torrico. Habría que rescatarlos y recuperarlos antes de que se pierdan en el olvido, al igual que otros títulos valiosos que surgieron en aquella ya lejana primavera del cortometraje peruano.
Fuentes: “Diccionario del cortometraje peruano I y II”, En Hablemos de Cine N° 71- 72, (1979-1980); 100 años de cine en el Perú, una historia crítica, de Ricardo Bedoya (1992); El Refugio, revista de cine N° 2 (1991); Fabricio Rebatta. Foto: Briznas. Revista de cine peruano N° 1 (1993).
Actualización (enero 2011): Emilio Bustamante también realizó un corto documental sobre el grupo Kloaka, formado por Roger Santiváñez y otros poetas y artistas a mediados de la década del 80. En la película, aparece Santiváñez junto a Domingo de Ramos, Guillermo Gutiérrez y Edián Novoa, quienes testimonian en el interior del desaparecido bar «La Catedral», donde Kloaka alguna vez dió un recital y que es el lugar donde se desarrolla la novela «Conversación en La Catedral» de Mario Vargas Llosa. El corto puede verse en esta nota del blog Pospost.
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