«En todos lados se cuecen habas», dicen. En España, el preestreno de Harry Potter y la orden del Fénix fue una malísima experiencia para los asistentes, tal como cuenta David Bravo en su blog. Al llegar a la sala de cine, les entregaron dos documentos y una bolsa para dejar sus celulares, iPods, y demás gadgets. Pero eso no fue todo, finalmente tuvieron que pasar por ¡un detector de metales! A ese nivel llega la paranoia de las compañías distribuidoras:
El primer documento era propaganda firmada por WARNER BROS en la que se le relataban al “estimado espectador” las terribles consecuencias de la piratería. Teniendo en cuenta que el segundo párrafo de la carta se inicia con un “No es fácil para nosotros dar este paso” ya se imaginarán que no se trataba de, simplemente, dar una opinión sobre el estado de la cuestión, sino de justificar lo que iba a venir después y por lo que parecían pedir perdón por adelantado. […] Lo que van a hacer, aseguran, es proteger “la “propiedad intelectual y el derecho al trabajo” de las personas que hacen posible una película. Los motivos son dignos de alabanza. Está bien que se expliquen de antemano porque siempre está el típico conspiranoico que piensa que WARNER, esa famosa ONG, lo hace por pasta.
En el segundo documento, que algunos recibieron con anterioridad junto con las entradas, te explican las razones por las que te están pidiendo perdón. Según el contenido del mismo, no podrás entrar en la sala con teléfonos móviles, cámaras o cualquier otro aparato de filmación. Tendrás que dejar esos objetos en una bolsa, que también te entregan. Si te pillan dentro de la sala con alguno de estos objetos “le serán retirados y será acompañado fuera de la sala”.
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