Dir. João Moreira Salles | 80 min. | Brasil
Festival de Lima: Sección Oficial Documentales
La memoria versus el olvido, el documento como medio y construcción. Un cineasta, João Moreira Salles -el de Entreatos, un documental sobre el presidente Lula Da Silva- nos invita a visitar sus recuerdos a partir de un personaje de su infancia, el mayordomo que orquestaba la vida en la mansión familiar: Santiago. A través de un grupo de entrevistas realizadas en cinco días consecutivos, este personaje no sólo se muestra en pantalla, sino que interpreta y personifica un mundo que ya no existe, una aristocracia que queda suspendida en su memoria, y en su anhelo, porque como él mismo dice y recalca reiteradamente, «están todos muertos, muertos».
Sólo a partir de la memoria prodigiosa de Santiago, un argentino, inmigrante italiano, afincado en Brasil como mayordomo, sibarita, culto y cultor de las bellas artes, podemos acceder a ese otro tiempo, que nos es permitido imaginar en los recorridos por la mansión que otrora compartiese con el director del film cuando éste era pequeño, y ahora se encuentra vacía o más bien llena de recuerdos.
Pero Santiago, el personaje, tiene más matices, es escritor, recopila apuntes sobre viejas dinastías, a las que le hubiese gustado conocer. Él está sentado al fondo del encuadre, como mirando hacia atrás siempre, hacia un tiempo -idealizadamente mejor-, y añorando un ambiente, una aristocracia, que le es negada. Su búsqueda documental, ese acopio de datos y textos, le permite revivir a sus personajes y crear mitologías de otros tiempos, que vistas dentro del documental, se transforman en una fractal metáfora del propio documento donde se inmortaliza al mayordomo, figura paterna, entrañable amigo, pero sobretodo sirviente, al que sólo se puede acceder pasado el tiempo. Porque el mismo autor reconoce que no entendió a su personaje al registrarlo en imágenes trece años antes ensayar terminar su largometraje.
Y es ese reconocimiento y aceptación de la distancia temporal entre el registro y la edición, conformación final del documento, la otra característica importante de esta cinta: la reflexión sobre el trabajo del documentalista, que busca atrapar el tiempo perfecto, pero que en ese ímpetu, lo pervierte y ahuyenta. Santiago, el filme, es así un ensayo, un manifiesto de intenciones expuestas y visibles, que desnuda el propio trabajo documentalista, evidencia la recreación, busca la esencia perdida y el recuerdo esquivo que se va en una súplica inatendida, en una pantalla negra.
Íntima reflexión sobre la infancia, el recuerdo, la memoria y el paso del tiempo, sobre la vida más allá de la muerte, en el arte o el documento. João Moreira Salles logra en Santiago una película inteligente, emotiva, cargada de metalenguaje fílmico, de lo mejor que hay en el festival.
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