2 Days in Paris / Deux jours à Paris
Dir. Julie Delpy | 96 min | Alemania – Francia
Intérpretes:
Julie Delpy (Marion), Adam Goldberg (Jack), Daniel Brühl (Lukas), Marie Pillet (Anna), Albert Delpy (Jeannot), Aleksia Landeau (Rose), Adan Jodorowsky (Mathieu), Alex Nahon (Manu), Vanessa Seward (Vanessa)
Estreno en España: 10 de agosto de 2007
La pareja formada por Marion (francesa, Julie Delpy) y Jack (norteamericano, Adam Goldberg) representan el inevitable y necesario encuentro de civilizaciones en un mundo globalizado. Un ápice aburridos en su relación, en tan solo dos días van a tener tiempo de sobra para hacer saltar la alarma de los celos, discusiones, aguantes e incomodidades propias de verse en casa de la familia política, perdidos en el translation del idioma.
La vie en rouge
Si ha tomado la decisión de no viajar esta temporada, no se preocupe, bien mirado, ocurre a veces, que si usted no va a la montaña, la montaña viene… al buen espectador de sala o salón. Casualidades del cine, y amarrada a mi ciudad, con un presupuesto que alcanza solo a los videoclubes o multiplex (en día del espectador a ser posible), París ha venido a mi, y con ello dádome la ilusión de pasearme, de nuevo, por sus calles como en mis años parisinos de estudiante. En vídeo tropiezo con una particular película, Paris, je t’aime, un proyecto colectivo de varios directores, (entre ellos Gérad Depardieu, Joel Coen, Isabel Coixet, Alfonso Cuarón, o Gus van Sant), múltiples actores de gran talla, (Sergio Castellito, Miranda Richardson, Fany Ardant, Juliette Binoche, Bob Hoskins, Ben Gazzara, etc) que dan un resultado irregular al producto y envuelven como celofán de amor transparente a todos los distritos de París, uno por uno. Cada corto de los más de veinte que pueblan la cinta muestra las peculiaridades de sus creadores, así como las particularidades de la sociedad empadronada en la ciudad de la luz. Hay para todos los gustos, y disgustos.
Luego sale de las alcantarillas esa rata cocinillas tan simpática, Remy, (pronúnciese regmí) que nos transporta por un París más cinéfilo que real, y que se queda en la esencia de lo tópico y puramente “vie en rose” de Piaf, la boina y el acordeón, olvidando, quizá la pluralidad social de la gran ciudad de hoy. Un, sin embargo bonito, cuento de “ratas”.
Pero aquí llega Julie Delpy, parisina de pro para poner en la estantería de nuestros recuerdos Torre Eiffel, el París de hoy, el real, el fresco, el desbordante, caótico, el vinícola, turístico, el París de los taxistas bipolares y el juego de la seducción hasta para pedir la hora y darla. Presentada en el Festival de Berlín, 2 días en París, es el segundo trabajo como directora y guionista de esta actriz de barro que ha sido moldeada por nombres como Godard, Tavernier, Saura, Kieslowski, Kaurismäki, o Jarmusch.
Fresca, espontánea, arropada de diálogos finamente hilvanados de ironía inteligente y un montaje de cierto anárquico (bien organizado) desorden, añadiendo un cuasi estilo a lo dogma, cámara en mano, y como reza el cártel, unas chispas a lo Woody Allen, (pero más ligero de los, en ocasiones, espiralíticos diálogos de Allen), todo eso y más, (tienen para entretenerse) hay en esta película europea.
Delpy, que además de actriz y directora es cantante, ha firmado un fresco francés très parisien, con bajo presupuesto y, sinceramente, muy buenos resultados. Deux jours à Paris es de esas producciones que sin una buena cartera, pero con una buena mano consiguen llevarse al personal de calle, o mejor dicho, de sala. Consigue que sus pupilas (las del personal) se coman la pantalla; tan aturdidos que debemos estar frente a la jartá de explosiones para descerebrados, con guiones recargados de sustos efectistas. A estas grandes dosis de naturalidad, el remate de un buen ritmo narrativo y montaje se le suma un cartel de actores muy peculiares y autóctono, (los padres de la actriz -actores franceses de cine y teatro de vanguardia- han sido enganchados por su hija para dar el callo, y hasta el gato es el de Delpy), además de un reparto (entre los que está el hijo de Alejandro Jodorowsky, Adan) que da vida a toda la fila de ex novios y amigos a cada cual más tocado del ala.
La pareja formada por Marion (francesa, Julie Delpy) y Jack (norteamericano, Adam Goldberg, divertidísimo en su estupefacción constante de todo lo française) representan el inevitable y necesario encuentro de civilizaciones en un mundo globalizado, (hasta en los temores terroristas). Un ápice aburridos en su relación, en tan solo dos días (de paso en su vuelta a Nueva York) van a tener tiempo de sobra para hacer saltar la alarma de los celos, discusiones, aguantes e incomodidades propias de verse en casa de la familia política, perdidos en el translation del idioma. Hay escenas tronchantes, en las que Delpy nos regala con la presencia (si bien corta) de alguna estrella bien querida por el público como Daniel Brühl.
La cocina, la vivienda, la relación del francés con los productos frescos de mercado, (los que tanto asustan a un norteamericano que sin hacer ascos a una hamburguesa bien procesada, como si no fuera carne animal, pues malito se torna ante un conejo en salsa, o un cochinillo), las manos siempre ocupadas en sostener una copa de vino tinto, los singulares taxistas, hasta los guiños a mayo del 68 o la inevitable visita a la tumba de Jim Morrison. Ah, ¡y cómo no!, el otro turista, el de la América profunda, el del 2×1 (dos metros de ancho por un dedo de frente), a los que los propios neoyorkinos como Jack odian, (menos mal, nos quita cierto peso). Todo encuadrado en 96 divertidos minutos.
¡Se me olvidaba!, no dejen de prestar atención a la banda sonora, todo un descubrimiento.
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