El cine puede ser democrático en muchos sentidos. Uno paga lo mismo por una buena película que por un bodrio. Gringos, cholos, chinos y zambos hacen cola para comprar su ticket y para entrar a la sala. Ya dentro, el crítico, el cinéfilo, la pareja enamorada, los niños con la mamá, y la ‘colla de cole’ ven todos la misma cinta; queda en cada uno como la disfrute.
Pero, lamentablemente, no falta siempre, alguien que quiere ser más que los demás, y que quiere sacar privilegios de donde no los hay. Fue el caso de el ex candidato presidencial peruano Ollanta Humala y su esposa Nadine que el domingo fueron a ver Licencia para casarse. Este es el relato de una testigo:
Hubo alguien que decidió no hacer cola y usar su fama de ex candidato presidencial y entrar de frente… Nadine, su esposa.. se acercó a la señorita boletera y le dijo: «Fijese.. que yo iba a ser primera dama… ¿Se acuerda de mi? ¡Por una reforma desde sus raíces!… ¡Por un país sin pitucos!.. ¡Por la raza andinaaa! ¡MIRE DÉJEME PASAR…! ¿conoce a los Humala..?» en ese momento la cara de la señorita palideció y abrió paso.
(…) y nadie dijo nada, nadie se inmutó sólo yo me di cuenta que era Ollanta, sólo a mi me importó… (…) si aparezco en un río.. fue por esto .. ay mamá..
El señor Humala debería respetar a los conciudadanos que quería que lo elijan. ¿O no?
(Vía Escribiendo solo para mí)
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