La última cinta peruana estrenada, Una Sombra al frente, «pasa examen» ante los ojos de la crítica que si destaca aciertos, encuentra más defectos. Revisamos lo escrito en los diarios y publicaciones durante la semana:
En Correo, Enrique Silva se ocupa de Una sombra al frente, así:
No puede reprochársele a Tamayo su capacidad para encuadrar e iluminar sus escenas; tampoco su notoria dedicación para conseguir la mejor ambientación de época de acuerdo a las posibilidades de producción. El problema va por otro lado y se halla en la construcción del personaje de Enrique Aet que es, en buena cuenta, el hilo conductor. Un tipo excesivamente reservado y parco, cuya aletargada personalidad acaba por contagiar a la narración.
Alberto Servat hace un disección (enumerativa) de pros y contra de la cinta de Tamayo en El Comercio y su blog:
Nadie puede discutir que, pese al acartonamiento de «Una sombra al frente», su autor sabe imprimir estilo. Y, lo más importante, deja su autoría en cada plano de la cinta. Sin embargo,esas virtudes no bastan frente a la ausencia de un ritmo que imprima interés por lo que sucede a continuación. Pronto, el peso de la narración respetuosa y reflexiva comienza a perturbar al espectador, provocando un cansancio que daña al filme.
De la cinta nacional también se ocupa Ricardo Bedoya en El Dominical, pero desarrolla más esas ideas en su blog:
Una sombra al frente, a pesar de aciertos puntuales, es un paso atrás en relación a la anterior película del realizador. Los hallazgos de composición y trabajo sobre la luz y el espacio de aquélla cinta se convierten aquí en compostura y aplicación académica. La debilidad de Una sombra al frente se concentra en su parte central, que coincide con la exposición del conflicto íntimo del protagonista.Una sombra al frente es una película sobre un personaje cercano y querido por él, con el que se identifica pero no es una película de celebración ni una hagiografía. Es sí, una cinta personal y de un tono general que va a contracorriente.
Como comment, se puede leer algunas apreciaciones del crítico Isaac León en ese mismo blog.
Por último, a Alonso Izaguirre no le gustó la cinta como lo deja ver en Peru21:
Una sombra al frente parece un caso de anquilosamiento cinematográfico, de una visión congelada en el tiempo, opuesta a lo que algunos directores trabajan en otras latitudes, (…) de un concepto del cine caduco, en donde la puesta en escena parece el calco y copia de una representación teatral. (…) Llama la atención esa falta de trabajo con la forma, esa ausencia escandalosa de una propuesta que, desde cualquier influencia o inspiración, procese una visión del mundo a partir de una relectura desde lo contemporáneo, sobre todo cuando la historia ocurre en el Perú de principios de siglo.
Fedérico de Cárdenas nos brinda variedad alejándose del tema nacional y reseñando Campos de esperanza en La República:
Koltai [el director] se basa en una rigurosa reconstrucción de época y en un estupendo trabajo del fotógrafo Gyula Pados, quien opta por privar a las imágenes de sus tonos cálidos hasta casi reducirlas al blanco y negro. Lástima, la cinta es irregular y por momentos su ritmo decae, perjudicada tanto por un tratamiento musical invasor del gran Ennio Morricone como por un metraje excesivo; pero acierta en su tratamiento de un ciclo que comienza y termina con Gyorgy en la misma plaza de Budapest.
Y Raúl Lizarzaburu de Expreso escribe sobre Beethoven monstruo inmortal que le gustó:
Ed Harris dota de energía a su personaje y redondea un magnífico trabajo, bien secundado por la alemana Kruger. La puesta en escena incluye logros en la cuidada recreación de época y, cómo no, la banda sonora, que incluye fragmentos de otras obras del genio aparte de la Novena. Esta vez la directora polaca dio la nota justa.
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