Marceau (n. 22-03-23, +. 22-09-07), el genio de la pantomima influido por Chaplin y Keaton, hizo cine. Escaso, pero distinguido y hasta bizarro. Debutó con otro gran Marcel, Carné, en Los hijos del paraíso (1945), en un pequeño rol de arlequín –no consignado en www.imdb.com–, y luego realizó hasta 1998 una docena de filmes más, entre cortos y largometrajes.
Ahí figuran Barbarella, de Roger Vadim; una rareza llamada Silent Movie, donde el actor y director Mel Brooks interpreta a un cineasta abatido que quiere recuperarse haciendo una película muda protagonizada por las grandes estrellas del momento; y Kinski Paganini, dirigida nada menos que por el delirante actor polaco Klaus Kinski, quien encarna al famoso músico italiano. No conocemos la cinta, pero debe ser una de las talentosas excentricidades del intérprete favorito de Werner Herzog.
Y otro autor de poderosa personalidad, Alejandro Jodorowsky, se basó en una coreografía de Marceau para elaborar la secuencia La creación del mundo en Santa Sangre, una de las obras más representativas del realizador chileno.
Sólo un consumado artista como Marcel Marceau, huérfano por el nazismo y miembro de la Resistencia francesa, podía escoger con tal refinamiento las películas en las que participaba. Aquí va el delicioso cameo de Silent Movie.
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