La fuente de la vida, actualmente en cartelera, es la ampulosa historia de amor a través del tiempo que entrega Darren Aronofsky protagonizada por su esposa Rachel Weisz y el australiano Hugh Jackman. La película que narra tres historias que se entrecruzan de maneras inesperadas -la de un conquistador español buscando el árbol de la vida eterna, un científico buscando la cura para la enfermedad de su esposa y el viaje a una vieja nebulosa de un hombre en el siglo XXVI- se prestan para muchas lecturas y no deja indiferente a nadie, es una cinta que se puede amar u odiar, como sea, da mucho de qué conversar.
La historia de la producción fuera de la pantalla fue casi tan azarosa como cualquiera de los tres relatos de la cinta. Aronofsky tuvo muchos problemas para llegar a buen puerto su proyecto. Los actores que inicialmente eran parte del elenco -Brad Pitt y Cate Blanchett – se retiraron con poco entusiasmo y la productora terminó por cancelar la producción. Ante la posibilidad de no ver nunca en pantalla sus ideas, el director se asoció con Kent Williams, artista gráfico, para publicarlo en forma de novela gráfica. Pero además, Darren, terco como sus personajes, consiguió reactivar el proyecto fílmico, con nuevos protagonistas y un presupuesto más austero, es la cinta que podemos ver ahora en los cines.
Así, tenemos dos versiones de The Fountain, una fílmica y la otra gráfica. La segunda nos cuenta la misma historia pero basándose en el guión original y con su propios códigos, influenciada por pinturas y trazos antiguos, con páginas a blanco y negro, y a color sirve como complemento y como relectura de lo que vimos en pantalla. No está demás viajar entre estas dos formas de relatar historias…
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