Huelva es una tierra que se levanta sobre el enigmático pasado Tartesso, pero también sobre el pasado romano, fenicio, árabe, además de ser el trampolín desde el que Colón saltó cruzando mares para encontrarse con las Américas. Colón -y Carabela, ambos de oro y plata- se denomina, también, los premios que otorga el prestigioso Festival Iberoamericano de Cine de esta capital andaluza, cuyas gentes son extremadamente amables con el viajero y visitante.
Y van 33 años ya de festival, con un nivel de organización que no tiene nada que envidiar a cualquiera de las ediciones de San Sebastián. Desgraciadamente no he podido disfrutar del suficiente tiempo en Huelva para embeberme las proyecciones de la sección oficial y los especiales: Fados (Carlos Saura), encargada de inaugurar el Festival. La bien amada por los críticos y selección de Uruguay para los Oscar, El baño del Papa (Enrique Fernández y César Charlone), la producción argentina XXY (Lucía Puenzo), la peruana Una sombra al frente (Augusto Tamayo San Román), la brasileña El año en que mis padres salieron de vacaciones (Cao Hamburger) o la mexicana Luz silenciosa de Carlos Reygadas, por nombrar solo algunas. Difícil lo va a tener el jurado puesto que el elenco es muy sustancioso.
Como invitada en esta edición 2007, mi cometido estaba apuntalado para otro no menos interesante evento, el I Encuentro sobre la Crítica Cinematográfica, todo un pulso entre directores, productores y críticos celebrado en un encuadre preciosista, el campus universitario de La Rábida, en el muelle de Las Tres Carabelas, a pocos kilómetros de la ciudad de Huelva. Encuentro que ha sido estupendamente organizado por el codirector de Séptimo vicio, (Radio 3, 16:00 hr), Javier Tolentino.
Con una duración de tres días, la conferencia se inauguró con la mejor introducción que cabía, la película de María de Medeiros: Je t’aime moi non plus, que dibuja de manera heterodoxa la tormentosa relación entre artistas y críticos. La segunda jornada tuvo como protagonistas a José Carlos Avellar, crítico brasileño, miembro de la FIPRESCI que realizó un estudio comparativo entre la crítica europea de cine y la crítica de América Latina, al que siguió el taller sobre crítica cinematográfica impartido por Roberto Cueto, crítico de “Cahiers du Cinéma España” y otras publicaciones.
El tercer y último día de este encuentro que ha mostrado el panorama y evolución de la crítica en España desde los años sesenta hasta hoy y en el que Javier Tolentino lanzó, en su inauguración, la pregunta «¿Para quien es útil la crítica cinematográfica?», se cerró con un debate final, previo al cual me tocó exponer un análisis de la crítica cinematográfica en la red con el lema: “¿Hay más libertad en el periodismo electrónico?”.
Antes de entrar en el resumen del tema expuesto, no puedo evitar hablar de la impresión que me produjo, unas horas antes, el haber estado presente en la corta pero intensa entrevista radiofónica que Javier le hizo al cineasta argentino Tristan Bauer, una de las estrellas del jurado del Festival, a propósito del documental que acaba de realizar sobre la vida de Che Guevara, y que incluye imágenes inéditas o fragmentos del diario personal que escribió en Bolivia, estreno a tener en cuenta en los próximos meses. Bauer exhala un áurea poética con su lenguaje que envuelve e hipnotiza a sus oyentes, es ese pausado estilo, es ese remanso de bonhomía, es ese carácter honrado.
Y ¿qué dije yo, una blogger amante del cine, pequeñita entre tanto grande, que osa reflexionar sobre estrenos de cine en el formato cibernético? Pues contar que ha supuesto el cable de recorrido planetario al mundo del cine, pero no solo desde mi punto de vista personal, que al fin y al cabo es infinitesimal en este mar de usuarios. Decidí, por tanto, arropar como protagonistas de mi charla a un grupo de revistas, portales y blogs que se reparten el grueso de los lectores cibernéticos interesados por el cine en sus múltiples variantes y temáticas.
No podían ser otros que los mejores, Cinencuentro, portal que se ha alzado como referente del cine hispanohablante y anglosajón, con todo tipo de información, y secciones especiales sobre bandas sonoras y festivales; Judex revista de cine fantástico muy heterodoxa, un laboratorio de ideas, una vía de análisis cinematográfico alternativo y plural; Zinema, diez años de experiencia online le han transformado en una verdadera enciclopedia sobre cine, con detalles inéditos sobre los estrenos; Tu blog de cine, un recogedor, en un formato blog muy atractivo, de la opinión crítica de todo aficionado al cine, utilizando un lenguaje sencillo, claro y directo; Loco por el cine web fundada en 2003, incluye una zona friki que no tiene desperdicio; FilmAffinity proporciona una información muy detallada, que junto a su igual IMDb, son el archivo de datos cinéfilos imprescindible para todo internauta; Muchocine difusión de la crítica independiente con la palabra de la gente de la calle, sus especiales son muy completos; Precríticas, una guía para elegir una película desde la más absoluta discreción, sin desvelar la trama, claro está que el crítico tampoco ha visto la película, curioso ¿no?; y por último Miradas.net, y el blog de Iván Reguera: El primero conforma un espacio de análisis cinematográfico serio y elaborado, con todo tipo de contenidos y reportajes. Iván Reguera es un crítico de cine admirado por el medio, además de profesor de lenguaje audiovisual. No están todos los que son, por supuesto, pero si acaparan entre todos más de tres millones de lectores y suscriptores mensuales que alcanza, allende los mares, al público latinoamericano.
Preguntados sobre lo que supone la internet al cine, el futuro de estos espacios, su independencia de opinión y económica, su relación con las revistas editadas en papel, y como ven a los críticos, las respuestas han cruzado lugares comunes y han compartido aliento en la mayoría de los portales:
La red aporta al cine una plataforma abierta -han respondido-, de actualización continua, con una participación caracterizada por la independencia y objetividad de sus contenidos, con amplias ventajas económicas para el usuario lector, pero difícil medio de sustento para los que trabajan el espacio diariamente y duramente. Donde la interactividad entre usuarios y visitantes es su plato estrella del menú, conformándose como un medio ilimitado, plural, y democrático, desbordado de imaginación y diversidad temática, que requiere mucha pelea, poca relajación y donde la calidad de la información es ya un hecho. El vídeo es su hijo predilecto, y se espera un futuro prometedor. Finalmente su opinión sobre el crítico de cine ha dado lugar a mucha chanza: acartonados y aburridos, vetustos, cuya falta de claridad no ayuda a situar el valor de la película de que se trate, abusan del lenguaje técnico y narcisista, dirigidos en exceso por el respectivo medio al que sirven. Consideran más importante a la persona con capacidad para criticar, aunque no desestiman su profesionalidad y preparación. Sin embargo, piden que el crítico de siempre apueste por la sencillez, olvide su orgullo, que se aparte de los tópicos y comentarios superficiales, para aventurarse a una reflexión original que muestre más respeto por el lector. No han faltado opiniones más duras, considerándolo un ignorante funcional, una rémora, un dinosaurio y un parásito.
Con autentico virtuosismo verbal, irreverente en muchos casos, atentos al uso de una prosa dúctil, sencilla, mimada, sulfúricamente viva en otros, sensorial, densa o barroca, estos espacios te ayudan a nadar en los destellos de este necesario arte.
Acabamos este primer encuentro de la crítica de cine en España con una mesa redonda, moderada por Javier Tolentino, en la que se debatió si la crítica está al servicio de la industria, de la creación cinematográfica, o del periodismo. Mesa en el que tuve el honor de participar junto a José Carlos Avellar, Carlos Tejeda (documentalista, escritor y colaborador en varios medios y revistas especializadas), y el escritor José Manuel Serrano Cueto, autor de obras como la enciclopedia del cine de horror, “Horrormanía”, o “Ava Gadner de la A a la Z”.
Un lujo de festival acariciado por la brisa del Atlántico.
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