El enfant terrible del cine francés se apuntó una más en su largo recorrido y rechazó la invitación a la Ceremonia organizada por la Academia Europea de Cine que se desarrolló esta noche en Berlín y que en esta edición se preparaba para rendirle un homenaje a su legendaria carrera plagada de varios de los momentos más geniales y arrebatados de la historia. Militancia radical por sus convicciones estéticas tanto como sociales y políticas esparcidas desde À bout de souffle y Pierrot le fou hasta Notre musique.
«No iré personalmente a recibir ese premio», fue lo que se limitó a decir el maestro Godard. «A los que organizan ese premio yo les digo, muchas gracias y al mismo tiempo, no gracias». Y calificó además de la intención de homenajearlo como «un tanto bizarra».
«No tengo la impresión de haber hecho una trayectoria, una carrera, por la que me quieran dar un premio. Si alguien lo considera necesario, allá él, pero mi forma de criticarlo es no asistir», recalcó el intransigente cineasta a quien sin duda solemnidades de este tipo deben, por decirlo menos, aburrirlo.
Foto: Roland Quilici
Más allá de caprichos valga el hecho que el loco Jean-Luc se mantenga tan fiel a sí mismo y conocedor de que la grandeza no se alcanza con premios más aún en esta trajinada era del marketing.
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