Quentin Tarantino, ese director con cara extraña y un mundo propio dentro de sí mismo, un personaje egocéntrico a más no poder pero dueño de un sentido de hacer cine que lo ha llevado al estrellato y a hacer lo que se le venga en gana -trabajar con estrellas caídas, revivir los antiguos estilos cinematográficos y copiar homenajear todo filme que le llegue a las manos- tiene un nuevo antojo: quiere a la diva adolescente (ni tan adolescente ya) Lindsay Lohan en uno de sus futuros proyectos.
El director de Kill Bill, tras haberse graduado en rescatar y revivir estrellas caídas, olvidadas o desaparecidas -los casos de John Travolta, David Carradine o Pam Grier- ahora, muy astutamente, creer saber lo que Lohan es capaz de hacer para romperla en la pantalla grande nuevamente -sino miren estas fotos-, tras los fracasos de sus películas anteriores Georgia Rule y I Know Who Killed Me, y lo caótica que ha sido su vida este año que termina.
La noticia aparecida en Popoholic desea mucho que sea un rumor, y que Tarantino recapacite para, en vez de trabajar con la chica mala de Hollywood, pueda buscar un mejor reemplazo para su actriz fetiche Uma Thurman, alguien como Angelina Jolie, por ejemplo.
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