Así como Michael Moore fustigó a la empresa General Motors con su opera prima Roger & Me (1989), documental que mostraba los graves efectos socioeconómicos del cierre de sus fábricas en Flint (Michigan), tierra natal del realizador, otra polémica decisión de la compañía ha sido recientemente llevada al cine.
Se trata del largometraje ¿Quién mató al auto eléctrico?, de Chris Paine, que revisa la breve y accidentada historia del modelo EV-1, un auto hecho de aluminio y materiales reciclables que la General Motors lanzó en un pequeño stock en 1996. A pesar de haber logrado cierta acogida, como un vehículo innovador y alternativo a la dependencia de los caros y contaminantes combustibles derivados del petróleo, el impulso se cortó rápidamente y en menos de diez años el producto desapareció de las calles de California, donde tuvo lugar la fase experimental del proyecto.
¿Quién mató al auto eléctrico? investiga las causas de este aborto industrial y ecológico, y señala diversos factores en juego, como el rol crucial de los consumidores. Pero principalmente explora en los grandes intereses económicos y políticos que estuvieron detrás, principalmente de firmas petroleras, automovilísticas, y el gobierno de los Estados Unidos. Por supuesto, la figura de George W. Bush, al igual que en Fahrenheit 9/11, de Michael Moore, aparece nítidamente.
El documental, que podrá verse este martes 15, a las 6:30 p.m., en El Cinematógrafo de Barranco, es narrado por Martin Sheen y cuenta con la participación, entre muchos otros, de Mel Gibson y el incansable activista Ralph Nader, ex candidato presidencial en 1996, 2000 y 2004.
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