Retomamos la revisión de las publicaciones nacionales en lo que respecta a la crítica cinematográfica, y encontramos el primer estreno del año, Soy Leyenda, como una epidemia en todos las columnas. Esto es lo que se ha escrito en los distintos medios:
Federico de Cárdenas en Domingo de La República resume los aciertos y fallos de la cinta contundentemente:
Lo mejor se encuentra en la primera hora, con muy logrados trucajes digitales que muestran una visión apocalíptica de la gran metrópoli (…) En estos recorridos por la urbe desolada y en la transformación en fortaleza del piso-laboratorio en que vive se adivina una oculta amenaza que reside en la oscuridad. Mientras algunos flash backs nos enteran del pasado de Neville y de la pérdida de su familia, aparecen dos sobrevivientes y los mutantes atacan, meras siluetas que parecen salidas de algún videojuego. Todo se ablanda y se vuelve previsible, sin la dosis de lirismo o sequedad necesarias para llegar a lo memorable.
En El Dominical de El Comercio, Ricardo Bedoya destaca el clima de la película de Francis Lawrence:
Soy leyenda acierta al hacer convivir lo más atávico y visceral del género (fantástico) con la apariencia de riesgo para la humanidad en peligro inminente. Cuando el mundo doméstico es ya solo un vestigio del pasado, la necesidad de sobrevivir ha convertido al ciudadano más ejemplar en un cazador despiadado, mientras los animales caseros están poseídos por la rabia y algunos vecinos son bestias depredadoras.
Enrique Silva en Correo también la ve positivamente, a pesar de sus debilidades:
Los mejores momentos de la cinta son justamente los que exponen a Neville –en medio de la tensa y casi insoportable rutina– a la cada vez más cercana presencia de los mutantes nocturnos. (…) Cuando saltan a escena la refugiada brasileña (Alice Braga) y su pequeño hijo, la narración se vuelve convencional y pierde fuerza en su típica resolución de última hora con reflexión religiosa e inmolación incluidas, a la que se suma un lógico y esperanzador epílogo. Felizmente, esto no empaña los logros de un relato bastante bien compaginado.
Sin embargo, Alberto Servat en La Soga, la juzga decepcionante y da sus motivos:
“Soy leyenda” se sabotea a sí misma por aplicar fórmulas estereotipadas, buscar un desenlace feliz y convertir a su protagonista en un héroe. De este filme solamente sobrevivirán las imágenes de una Nueva York desolada. Lo que, a estas alturas, tampoco tiene nada de novedoso si pensamos en la cantidad de veces que la hemos visto destruida en el cine.
Pero, Alonso Izaguirre de Peru 21 no está de acuerdo, y sostiene:
No obstante, Soy leyenda vale la pena. Sí, obviamente la cinta posee toda esa parafernalia en imágenes -las tomas aéreas abundan innecesariamente para subrayar, una y otra vez, el estado de ciudad fantasma de Nueva York- típica de una superproducción gringa. Pero dicho reparo no obstaculiza una visión animada del discreto trabajo de Francis Lawrence, director de un único largometraje anterior, Constantine.
Emulando al Neville de Soy Leyenda, Raul Lizarzaburu de Expreso evita la epidemia y revisa La lista negra:
El resultado es favorable, con un sobresaliente trabajo de la dupla protagónica Van Houten-Koch, y un invalorable apoyo en la factura técnica, en especial la fotografía de Karl Lindenlaub y el diseño de producción de Wilbert van Dorp. Ganador de un premio en Venecia (y otros en festivales menos importantes), nos atreveríamos a decir que “La lista negra” es uno de los mejores filmes de Paul Verhoeven, quien al borde de los setenta años demuestra una óptima salud.
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