Por Luis Ramos y Antolín Prieto
Los cambios que se vienen en el Consejo Directivo de Conacine son una buena oportunidad para lanzar algunas ideas sobre el momento actual que vive la cinematografía nacional, sobretodo en lo relativo a la organización de los distintos actores que la componen.
La Asociación de Productores Cinematográficos (APCP) viene ganando las elecciones por dos años consecutivos, siendo el único gremio que presenta listas, ¿qué pasó con la Sociedad Peruana de la Industria Audiovisual?, la SPIA luego de haber colocado a sus representantes en la gestión 2006 y guiado un avance ostensible en la articulación de demandas y propuestas, parece haber decaído sensiblemente al punto de no poder componer una lista atractiva. Es una realidad que preocupa, pues nuestra cinematografía necesita de gremios organizados que impulsen actividades de producción, capacitación, búsqueda de financiamiento y finalmente, exijan el cumplimiento de la ley de cine.
La continuidad de la APCP en el consejo directivo permitirá que los objetivos y planes trazados por el equipo de Rosa María Oliart puedan concretarse, y los avances, como la ampliación del presupuesto a más de dos millones y medio de soles, den frutos. Aún sin coincidir con todas las politicas propuestas -creemos que el cine regional merece mayor apoyo y atención- esperamos que los logros de mediano plazo se alcancen. De ahí en más, se necesita un Conacine que concerte sus planes y proyectos, de modo que quien asuma el siguiente consejo prolongue los éxitos y corrija los errores. Pero para ello son los gremios los llamados a dialogar, gremios que en la práctica apenas dan signos de vida.
Este tema de la falta de gremios fuertes en el campo del cine, es uno de los temas paradójicos en el Perú de estos días. Para nadie es novedad que cada vez hay más gente involucrada en el quehacer cinematográfico, muchos de ellos jóvenes ¿Cómo incorporarlos a las instituciones existentes o a otras nuevas? ¿Cómo hacer que se la jueguen para entrar a tallar en los temas complicados? Es cierto que están surgiendo nuevos gremios (Asociación de Cineastas Andinos, Asociación de Técnicos Cinematográficos, Asociación de Prensa Cinematográfica) pero estas organizaciónes aún deben consolidarse, eso por lo general, toma tiempo.
Aventurándonos en terreno pantanoso, creemos que esta carencia quizás tiene que ver con el desencanto por los temas políticos que arrastramos luego de la década fujimorista y luego de la desastrosa performance de los partidos que conducieron (y conducen) nuestro país. Cuando discutíamos en este blog el tema de la campaña por el cumplimiento de la ley de cine, veíamos voces disidentes y escépticas en el entorno, voces que veían esta lucha como un tardío rebrote de las movidas de la izquierda más arcaica de los setentas. ¿Cómo cambiar esta percepción? ¿Cómo hacer entender que la cultura y el arte no son (sólo) mercancía al vaivén de las fuerzas de mercado?
Mientras tanto, vemos la huelga de guionistas en Norteamérica -que parece indicar un camino a seguir- y creemos que si no logramos asociarnos y apoyar decididamente los gremios e instituciones (o en todo caso plantear recambios de todo tipo: ideológicos, normativos, generacionales) no lograremos alcanzar metas mínimas para asentar el terreno del cine peruano por venir, ese que aún está en plena formación.
Esa es una tarea que el Conacine también deberia liderar, el crecimiento del cine peruano no es sólo una cuestion de concursos y capacitaciones técnicas, pasa tambien por la concreción de una comunidad organizada donde la voz de los distintos actores sea escuchada.
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