Caramel (2007)


CaramelSukkar Banat
Dir. Nadine Labaki | 95 min. | Francia – Líbano

Intérpretes: Intérpretes: Nadine Labaki (Layale), Yasmine Elmasri (Nisrine), Joanna Moukarzel (Rima), Gisèle Aouad (Jamale Tarabay), Adel Karam (Youssef)

Estreno en España: 18 de enero 2008

Sukkar banat es el título de resonancias exóticas y evocadoras de una más que recomendable película con firma libanesa que ha llamado la atención en los pasados Festivales de Cannes y San Sebastián. Este colorido, acaramelado, refinado conductor de esencias y sensaciones, moderno cuento de las mil y una noches, es una bella estampa de un Beirut veraniego, de una tierra herida en su tratamiento político pero aún viva en su entramado social, gracias en gran parte al esfuerzo de su mitad del cielo. Labaki, desconocida en el terreno cinematográfico, aparte de algún corto y pequeños anuncios publicitarios y videos musicales, entra con exitoso pie en el largo.

Caramel

Sal y pimienta al caramelo

SAL

Sukkar banat es el título de resonancias exóticas y evocadoras de una más que recomendable película con firma libanesa que ha llamado la atención en los pasados Festivales de Cannes y San Sebastián. Pero he aquí que el sustitutivo occidental, Caramel, pensado comercialmente vende más y esto último es precisamente esencial para el mercadeo, al que no tengo nada que objetar, pues de financiación va la supervivencia de cualquier cineasta. Su realizadora, Nadine Labaki, forma parte del grupo de mujeres que al igual que Marjane Satrapi (Persépolis) o la iraní Mania Akbari (20 fingers) se esfuerzan en dar una imagen más real y humana con historias alejadas del estereotipado tópico cinéfilo sobre la zona de Oriente Próximo.

Este colorido, acaramelado, refinado conductor de esencias y sensaciones, moderno cuento de las mil y una noches, es una bella estampa de un Beirut veraniego, de una tierra herida en su tratamiento político pero aún viva en su entramado social, gracias en gran parte al esfuerzo de su mitad del cielo. Labaki, desconocida en el terreno cinematográfico, aparte de algún corto y pequeños anuncios publicitarios y videos musicales, entra con exitoso pie en el largo. Caramel sedujo al espectador de Cannes, triunfando en su Quincena de Realizadores, y en su trayectoria festivalera ha continuado embelesando en San Sebastián donde acaparó dos premios, la Perla del Público y el Premio de la Juventud. Estamos, pues, ante otra joya de festivales.

CaramelOcurre que el espectador hispano se pierde, sin embargo, un engranaje importante de su magnetismo, y es su popurrí lingüístico. Es bien cierto que tenemos la suerte de servirnos de unos magníficos dobladores, en el caso de Caramel su versión original aporta, aún, una mayor cautivadora atracción. Y si no juzguen ustedes mismos en la Web oficial.

Nadine Labaki no solo dirige este mundo femenino de pequeñas transformaciones y luchas, enriquece la cinta colocándose detrás de la cámara como su principal protagonista, la peluquera Layale que junto a sus compañeras de trabajo y clientas conforma un grupo de divertidas, solidarias y coquetas (algunas muy drag queen) mujeres libanesas tratando de romper las extremas tradiciones culturales que les rodean, ya sean cristianas o musulmanas. Y esto es lo más hermoso del filme, esa mezcla tan estrecha entre ambas convivencias religiosas, de la que tendríamos mucho que aprender los occidentales de las ricas urbes.

Este mundo femenino, lo que no se traduce en una cinta solo para mujeres, es tan flexible como la pasta de caramelo de la que se sirven para la depilación. Se estira, se encoge, se retuerce, se saborea, se siente con cálida caricia o con dolorosa punzada. Es el retrato de unos instantes de pura vida en el quehacer diario de estas mujeres, tan distintas como iguales. Vida que transcurre entre los muros de un colorido y algo anticuado salón de belleza.

Caramel 03

PIMIENTA

Caramel es un fresco rodeado como está de grandes estrenos con la mirada puesta en el decisivo Oscar. Es un trabajo que reposa sobre elementos, esencialmente, estéticos. Se convierte en una lujosa telenovela, con ciertas reminiscencias que evocan la corriente Almodovariana. Esa estética del cromo.

Labaki, que ha participado asimismo en el guión, no es capaz de llegar hasta el final, no logra superar la banalidad que subyace en esta poliédrica y mestiza narración de instantes. Sí, de acuerdo, la cinta es muy resultona. Es, incluso, más que eso, pero encierra un potencial liberador que acaba, desgraciadamente, ahogado por su propio mundo estético. La actriz y realizadora no termina de mojarse, no perfila del todo el ansia de liberación de sus heroínas, y se le ve el plumero del miedo aterrador a cualquier referencia lesbica, aunque la insinúa. La dimensión sensual de la película se resuelve en los contorneos del material protagonista, el caramelo.

Recuerden que la pimienta, no obstante, potencia el sabor de ciertos platos, y este menú festivo merece la pena consumirlo.

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