Alejandra Dreyfus es recordada por muchos televidentes gracias a sus actuaciones en telenovelas infantiles de finales de los noventa. Era la niña graciosa, hija de Guillermo Dávila en Sueños, donde compartió pantalla con Almendra Gomelsky. Ahora, tras su fugaz paso por un programa concurso de canto en televisión, la encontramos en Chiclayo, donde vive y estudia comunicaciones en la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.
Alejandra, de 19 años, no se ha alejado del mundo artístico y desde la ciudad de la amistad nos presenta ahora su primer trabajo como directora: Semiótica, un cortometraje que ha sido para la joven actriz su primer intento por contarnos una historia personal, con total control del contenido y de la forma; un corto escrito, dirigido y actuado por ella, dejándonos ver que lo aprendido al pasar por la pantalla chica no fue por gusto.
¿Cómo nace el proyecto Semiótica?
De caminar por la calle, reflexionar en el silencio de la mente sin perder de vista los colores, gráficos, y publicidades que están ahí.
¿Es tu primera experiencia en cortometrajes pero no tu primera experiencia con el mundo audiovisual?
Si, ya había hecho televisión antes pero esto es diferente. Las experiencias que tuve en televisión fueron en mi niñez y adolescencia. Ahora puedo tomar el control de lo que hago en todas las áreas y eso es lo que quiero.
¿Qué diferencias has encontrado en el trabajo con lo que habías hecho antes en TV?
Todo es más personal. Ya no estoy para sólo aprenderme el guión. Ahora sí hay trabajo y más preocupación. Además el resultado es delicioso pues es algo que nace de cada uno de los que trabajan en el corto. Cuando eres niño no entiendes muchas cosas y no puedes criticar o sentirte satisfecho con en el resultado como lo puedo hacer ahora.
Este es un proyecto personal, te has involucrado en todo el proceso. Eso te permite muchas cosas, ¿cómo has sentido tener el control de todo?
Ya que he tomado el control en este primer proyecto no podría notar la diferencia de no hacerlo. Abarcar todo es un patrón común en mí, siento que así es como me gusta dirigirme. Sin embargo tomo en cuenta las opiniones de otros, el hecho que esté en todo no quiere decir que lo haya hecho sola. El corto está lleno de lo que aportaron mis amigos.
El corto se basa en el significado de los símbolos; ¿tienes algún interés particular en la simbología y en los significados?
No exactamente, sólo es un tema que quise tocar y ver como se desarrollaba, tienen que ver el corto muy atentos para poder conocer la historia, no deben de perderse ningún detalle.
¿Cómo fue el proceso de creación, realización y edición del corto?
La idea ya estaba, la historia la hice en un dos por tres. No teníamos la seguridad de cómo hacerlo, sólo salimos con la cámara y la historia escrita. En cuento llegábamos al lugar (no establecido) se nos ocurrirán las tomas y aparecían los actores.
¿Cuánto tiempo y cuánto costó el corto?
Creo que unos tres días de grabación y unas tres noches de edición. El costo no sobrepasó los 50 soles.
¿Se ha presentado en concursos, festivales, cineclubs? ¿Cuál ha sido la reacción del público, has oído comentarios?
Lo presenté en el concurso de cortometrajes de mi universidad por la semana de la comunicación. Y en el concurso “Cortos de vista” realizado por la Universidad Señor de Sipán, todo en Chiclayo. Es un corto distinto, sí se han acercado personas que no conozco a decirme que les ha gustado.
¿Qué otros proyectos tienes en proceso o en mente?
Por ahora dos cortos, con temas simples pero no poco importantes. Nada jalado de los pelos. Ya los verán si Dios quiere.
Gracias a: Café 900 (Manuel Izaga #900)
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