Dir. Tim Burton | 116 min. | EEUU / Reino Unido
Intérpretes: Johnny Depp (Sweeney Todd), Helena Bonham Carter (Mrs. Lovett), Alan Rickman (Juez Turpin), Timothy Spall (Beadle Bamford), Sacha Baron Cohen (Signor Adolfo Pirelli), Jamie Campbell Bower (Anthony Hope), Laura Michelle Kelly (Beggar Woman), Jayne Wisener (Johanna)
Estreno en Perú: 14 de febrero de 2008
Sweeney Todd (Johnny Depp) es un barbero que retorna después de muchos años a Londres a consumar una venganza: eliminar al juez que mató a su esposa y que lo acusó a él de haberla asesinado sentenciándolo a 15 años de cárcel. Los fanáticos de Burton quedarán complacidos con ella, pero para el espectador promedio podría resultarle demasiado oscura. Cabe anotar que la película no va dirigida para todo público.
Después de la emotiva El gran pez y de la divertida El cadáver de la novia, tenía la certeza que Tim Burton seguiría en su línea amable y positiva con sus puestas en escena. Incluso, luego de ver el tráiler respectivo, daba la impresión que Sweeney Todd sería un divertimento de humor, muy negro quizá pero humor al fin y al cabo. Pero las apariencias engañan. Basada en el musical de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler, quienes supuestamente basaron su obra en un suceso de la vida real, la decimotercera cinta de Burton es un musical sangriento que carece casi completamente de momentos de humor.
Sweeney Todd (Johnny Depp) es un barbero que retorna después de muchos años a Londres a consumar una venganza: eliminar al juez que mató a su esposa y que lo acusó a él de haberla asesinado sentenciándolo a 15 años de cárcel. Estéticamente, el filme tiene puntos en común con Sleepy Hollow, sobre todo en el tratamiento del color, pero también combina con elementos de otras corrientes, tales como el maquillaje del expresionismo alemán y en algunos momentos los tonos chillones (en especial el de la sangre) de las películas de terror de la productora británica Hammer, muy queridas por Burton.
El reparto está realmente de lujo y casi ninguno desentona ni actuando ni cantando. Resulta extraño ver a Depp entonando «No place in London» pero siempre luce brillante, aunque por momentos le supere Helena Bonham Carter como su cómplice, la señora Lovett. Del mismo modo, el resto del elenco responde con altura: Alan Rickman, Timothy Spall, el niño Ed Sanders y hasta el excéntrico Sacha Baron Cohen en un breve papel. Únicamente Campbell Bower y Jane Wisener desentonan un poco debido a que sus personajes no están del todo desarrollados.
Cabe anotar que la película no va dirigida para todo público. Los fanáticos de Burton quedarán complacidos con ella, pero para el espectador promedio podría resultarle demasiado oscura. En efecto, Sweeney Todd se torna cada vez más violenta y pesimista conforme avanzan los minutos, y sus secuencias musicales no son empleadas como un respiro sino que acentúan el carácter sombrío de la historia. Inclusive el único momento de esperanza que tiene la cinta (el sueño-canción «By the Sea» que canta Mrs. Lovett) rápidamente se desvanece para dar paso al terrible desenlace. Justamente, la escena final es realmente desoladora, de las que obligan a quedarse sentado varios minutos después de haber terminado los créditos. Hasta ahora, hubiera sido muy difícil creer que alguien lograría combinar con tanta maestría un buen musical con una película tan lóbrega y pesimista. El cine de Tim Burton (una vez más) lo ha conseguido.
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