Nuestra incredulidad ante las supersticiones siempre es puesta a prueba con la famosa sentencia de que las celebridades se van de a tres. Este 19 de marzo no sólo partieron el célebre escritor y pensador Arthur C. Clarke y el cineasta Anthony Minghella. El triángulo se completó con el gran intérprete, también británico, Paul Scofield, quien dejó de existir a causa de una prolongada batalla con la leucemia. Tenía 86 años de edad.
Relacionado y ovacionado por su impecable labor teatral, que se extendía desde los años 40, Scofield pudo conseguir también la celebridad en la pantalla, aunque ésta sólo le llegó en sus años de madurez, como varios otros actores de carácter. Tras algunas esporádicas apariciones, fue con el papel de Santo Tomás Moro en A Man For All Seasons, impecable filme de Fred Zinnemann, adaptado de la pieza homónima de Robert Bolt, el que lo convertiría en un actor aclamado a nivel mundial y que le haría ganador de uno de los seis Oscars que se otorgaron a la cinta en 1966.
A pesar de ello, lo que caracterizó al Scofield estrella fue su extrema reserva. Siempre prefirió permanecer al lado de su familia y el teatro. Raras fueron las veces en las que se le vio en el cine, prefiriendo reservarse para buenos y muy cuidadosos proyectos, entre los que estuvieron la versión al cine de El rey Lear (para muchos su mayor gloria como intérprete teatral), Henry V de Kenneth Branagh, Quiz Show de Robert Redford, y The Crucible, adaptación de la clásica obra de Arthur Miller.
Gran pérdida la de este maestro, a quien queremos recordar brevemente en estas imágenes:
(Vía The Movie Blog)
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