Una vez más Chirapaq se lanza a mostrar el cine que respira un aire distinto al que absorbemos en nuestras aglomeradas urbes. Y lo hace en el marco del cuarto festival Magdalenarte que organiza la municipalidad de Magdalena del Mar en Lima.
Esta muestra se compone de dos fechas:
Jueves 27, 7 p.m.
- Ruwayninchik, nuestra labor (12 min), realizado por Chirapaq
- Patabamba Pallay, entretejiendo el pasado y el futuro (10 min), de Ramiro Moreyra
- Iskay Yacha, los dos saberes (31 min), de Rodrigo Otero y Maja Tillman
- Buscando el azul (45 min), de Fernando Valdivia
Sábado 29, 7 p.m.
- Un poquito de Pueblo Indígena (11 min), de Dominique Jonard
- Una muerte en Sión (25 min), de Adam Goldstein
- El País de los Saxos (70 min), de Sonia Goldemberg
Las proyecciones culminarán en conversatorios sobre la problemática indígena y el uso del audiovisual. Todo tendrá lugar en el Auditorio de la Biblioteca Municipal (Parque Leoncio Prado No. 115, Magdalena del Mar – Cuadra 29 de la Av. Brasil), el ingreso es libre.
Hablemos ahora un poco de dos de las obras que se verán hoy jueves.
Patabamba Pallay es un documental que cuenta la historia del rescate del viejo arte textil en la comunidad de Patabamba en el Cusco, es una lucha por trasladar el conocimiento de los tejidos a las nuevas generaciones, pero al mismo tiempo enfrentar el fenómeno del turismo y valerse de él para desarrollar una comunidad con ganas de luchar por su futuro. Fue realizado en el marco de las acciones del Proyecto Corredor Puno-Cusco por Ramiro Moreyra, un paisano y buen amigo.
En Buscando el azul, Victor Churay lo es todo. Víctor era un joven pintor Bora, hijo del curaca de Paucarquillo en Loreto, un artista del que se esperaba mucho. Churay pintaba a partir de tintes naturales, tenía casi todos los colores menos el azul y por ello se lanzó a la búsqueda de ese color esquivo. Gracias a su arte recibió el apoyo de muchas personas, lo que a la larga le hizo conocer Lima. Aquí tuve la suerte de conocerlo brevemente y me di cuenta que su personalidad creativa tenía también un lado conflictuado, producto tal vez del choque cultural. Víctor se extravió en la búsqueda y al final de su camino solo halló un precipicio. El documental de Fernando Valdivia es un testimonio sentido de la vida del buen Churay.
Chirapaq y otras organizaciones hace años vienen organizado muestras y festivales de cine indígena, pero sentimos que podrían ampliar su oferta audiovisual, quizás tomando contacto con la corriente de cineastas regionales. En todo caso el tema del cine indígena no se reduce a colocar la cámara en un ambiente rural, hay que trasladar el control del registro y edición a manos de los mismos pobladores andinos, selváticos o altiplánicos y lograr que su idioma, cosmovisión y opiniones salgan a la luz. En esa línea, son prometedores los resultados de las Caravanas Documentales del DIP, también hay que aprender de lo que está haciendo Brasil en los últimos años. Aún hay que responder la pregunta que Marco Condori se hizo en 2005: ¿La cámara es sólo para los blancos?
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